• Por AlohaCriticón

Frank Black, conocido por todos (o casi) por su labor en los Pixies, y su mujer Violet Clark forman Grand Duchy, un dúo que debuta con este álbum con nombre de pastel. Vamos a degustarlo…

A ver que suena por aquí… “Come On Over To My House”… ah, el single. Inicio de sintetizadores con ambiente espacial antes de un riff guitarrero garage-blues a lo Jon Spencer Blues Explosion, con voz insistente y amenazadora de Frank que nos dice que le rodea una astuta puta llamada Rosie.

No tiene mala atmósfera y encima suenan unas armonías que incrementan la paranoia de invitación casera desde la perspectiva de un paranoico. Comienzo aceptable.

En la rítmica y melódica “Lovesick” toma la voz líder Violet y lo cierto es que tiene cierta sensualidad en su ahaahahaha sobre un riff guitarrero stoniano, teclados, una intensa línea de bajo y un texto con peticiones de mayor audacia sexual. Buen tacto en los arreglos y sentido del ritmo… pasable pieza pop-rock.

En el medio tiempo pop con influencias 60’s “Fort Wayne” Black adopta el falsete y recuerda (eso para quienes le conozcan) la voz del cantante Dave Berry (con algún deje también a lo Neil Young).

Posee coros y armonías de Violet, quien aparece también en un puente con guitarras rock, y melódicamente está entre lo mejor de este disco cuyo comienzo no es despreciable.

“Seeing Stars” es un corte cantado por Violet con interesantes variantes rítmicas y estilísticas (desde trazos jazz-lounge al pop guitarrero pixiano pasando por el electro-pop sofisticado de Everything But The Girl), mientras que la estupenda “Black Suit”, con voz principal de Frank Black y significada participación del bajo, hay influencias del post-punk en tonos oscuros al estilo gótico-pop de The Cure, Sisters Of Mercy o The Mission.

Violet Clark canta “The Long Song”, tema que suena muy ochentero techno-pop con adornos de distorsión guitarrera.

“Break The Angels” comienza con punteos de guitarra acústica antes de la entrada de un prominente bajo muy Pixies. El desarrollo, tipo techno-pop a lo Human League, resulta bastante aburrido.

En “Ermesinde” suena un piano y una guitarra acústica nerviosa con un efecto vocal psicodélico. Tras este extraño híbrido aparece Frank con voz y melodía 60’s a lo Beach Boys pero con sintetizadores ochenteros. Bastante indiferente.

El disco, que ha perdido gracia con el paso de los minutos, termina con “Volcano”. Es un corte con percusión tribal y ofrece un cruce sónico poco enfocado entre el rock de los 50 y los B-52’s.

Puntuación

AlohaCriticón:
Usuarios:
[Total:4    Promedio:3.4/5]

Tú también puedes votar. Desliza el ratón por las estrellas verdes para dejar tu puntuación

Te puede interesar