• Por AlohaCriticón

Segundo álbum de este proyecto hogareño-azulón con Guille Milkyway al frente. Oferta un retozón mejunje de varias músicas con presuntos ecos del bubblegum más inocentón o el easy listening 60’s de cóctel con Martini.

Pero aunque hay reflejos, todo parece más una mezcla entre música disco de fiesta Trinaranjus con aspiraciones de Giorgio Moroder o ABBA, el pop cutre-lux de Paco Clavel, los sonidos de videojuego Atari, el dance-teen-pop de Aqua, el lounge de Augusto Algueró, el techno-barato de Un Pingüino en Mi Ascensor, y el pop infantil de Parchís y Regaliz.

Juegan la baza lúdica del pop frescachón, juguetón y tontorrón con dosis irónicas pero, con algún que otro acierto parcial rítmico y algún estribillo efervescente, todo suena sobreproducido y artificioso, en donde tanto caben referencias a Yma Sumac y resonancias en el título homónimo del “Ritmo de la Noche” (que ya habia remedado un tema de los Pablo Honey) como una voz a lo Pato Donald o a los Pitufos (“La gran mentira”).

La voz de su hacedor, en un concepto que se presume colorista y recreativo en su diversidad, termina cansando por su reiteración, no obstante la valía de algunas canciones moderadamente disfrutables, entre ellas “Prefiero No”, de cierta acidez en su crítica a algunos insufribles tertulianos (que por lo general hablan de todo y suelen saber realmente de muy poco) y un magnífico estribillo achiclado, o “No Más Myolastán”, pegadiza canción discotequera que, con liberaciones y psiquiatría, amalgama la música del Comecocos con el Giorgio Moroder mas limahlero.

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