• Por Antonio Méndez

baptism lenny kravitz critica reviewCrítica

Con “Baptism”, Lenny Kravitz satisfará a sus fans porque a pesar de supuestos renacimientos y cambios de peinado siempre termina deparando su fórmula casi invariable, hecho que en absoluto significa negatividad.

Con este disco vuelve a demostrar que es un músico muy dotado, que sabe tocar multitud de instrumentos y que sus composiciones son resultado de un trabajo artesanal, no exenta de clichés, que celebra la melodía y el rock atemporal con algunos destellos funk.

En “Minister Of Rock’n’Roll” Lenny se muestra un tanto presuntuoso diciendo de manera agresiva que nos va a curar y salvar nuestra alma, ya que es el sacerdote del rock’n’roll.
La canción intenta ofertar ricas texturas, con empleo del moog y un tratamiento vocal que otorga a la pieza cierto aire neopsicodélico.



“I Don’t Want To Be a Star” es un medio tiempo de aceptable melodía en el que Kravitz anhela una existencia ordinaria y desea escapar de la fama y el estrellato, de estar con chicas que todas parecen iguales, de los colegueos con Bob Dylan y Mick Jagger… él simplemente quiere tocar su vieja guitarra.
Pues a ver si es verdad y no cae en saco roto tanto lamento.

“Lady” es un estupendo tema presuntamente dedicado a Nicole Kidman con un potente riff de guitarra y trazas de glam-rock bolaniano.
El tratamiento lírico desprende cinismo con el entusiasmo por esta dama tan sofisticada, tan chic y tan honesta, que le vuelve loco y le alucina.




lenny-kravitz-fotos-critica-discos“Calling All Angels” es una bonita balada con base de piano, sin definición clara en cuanto el tema, ¿mística o romanticismo?, en la que Kravitz no puede evitar la influencia de John Lennon, otro de los grandes inspiradores de su carrera, como se aprecia en varios cortes del álbum, entre ellos “What Did I Do With My Life”, en donde adopta un registro vocal más grave para reflexionar sobre su pasado y presente.

En la canción se produce la participación del saxo del estupendo David Sanborn, colaborador de gente como David Bowie, James Taylor o Paul Butterfield.

“California” es una animada y fresca pieza power pop de naturaleza bubblegum en donde rememora su juventud expresando que fue allí cuando descubrió a los Beatles, Stones, KISS, Who y Led Zeppelin, con un sonido que fusiona a Matthew Sweet con los Ramones y que pone de manifiesto su capacidad para escribir estribillos de fácil recuerdo, convirtiéndose en uno de los mejores temas del álbum continuado por “Sistamamalover”, medio tiempo funk a lo Sly Stone, George Clinton u otra de sus máximas influencias, Prince, con alguna guitarra “pageniana” y un presunto tempo henchido de sensualidad en el que manifiesta que nunca se aburre con su amante, que siempre está dispuesto para la faena coital.



“Where Are We Running?”, un excelente single que vincula el hard rock con el power pop nos intenta narrar la vida estresada de la estrella de rock recogiendo sonidos derivados de AC/DC, T. Rex, ZZ Top y Stones.

Conciertos, drogas, groupies, fiestas… poderoso riff, ritmo contundente con una intensa batería, estribillo-himno de fácil recuerdo, buena melodía… funcional en su escritura pero la verdad es que consigue crear un tema pegadizo y enérgico.

En la magnífica “Baptized” quiere alejar su soledad y ser bautizado con el amor de su amada para renacer de nuevo y olvidar los malos momentos.
Lo cuenta en una hermosa y romántica balada de atractiva melodía, ritmo templado, sencillos arreglos de cuerda y unos coros finales femeninos de influencia géspel.




“Flash” es un sencillo y rítmico tema rock de apariencia glam que mezcla a los Stones con Slade, afilado riff de Lenny y un solo de guitarra de Craig Ross (co-autor de varios de los mejores temas del disco), en donde, en incoherencia con lo ofertado en otros temas, parece celebrar, ¿será de forma irónica?, el boato del estrellato.

En la funky “Storm”, en donde busca de nuevo el amor tras romper una relación, aparece como invitado Jay-Z en una parte espantosa de rap.

Con la balada “The Other Side” reincide en la voz barítona y de nuevo insiste en la soledad del artista y la envidia que le dan los hombres normales, con mujer e hijos (y endeudados con los bancos, que de eso no se acuerda).
El tema vuelve a contar con un solo de saxo interpretado por Sanborn.

El disco se cierra con otra balada, “Destiny”, un tema acústico con “la la la” incluido escrito en compañía de Lionel Ritchie y cantado con voz quejosa, afirmando la búsqueda de su propio destino y su fe en Dios.

Precisamente el destino, el rumbo personal, el estrellato y la estabilidad sentimental son claves temáticas de este irregular pero disfrutable álbum, el séptimo en la carrera del artista neoyorquino.

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