• Por Antonio Méndez

rosendo lo malo es ni darse cuenta review

Rosendo es un veterano de esto (comenzó muy joven en los inicios de los 70) y demuestra con “Lo Malo Es… Ni Darse Cuenta” (2005) como realizar un gran álbum de rock que realmente lo tiene todo y que ya le gustaría grabar a cualquier anglosajón de mayor renombre: memorables riffs guitarreros que en ocasiones exhiben influencias del hard-rock 70’s, penetrantes estructuras y desarrollos desde una visión clásica de la escritura rock, variantes melódicas de empaque, medios tiempos de logradas atmósferas, estupendas letras de rock urbano que denotan un asentamiento neuronal más allá de la media y que se alejan de la simpleza y la ramplonería habitual en otros combos y solistas para exhibir un comentario sagaz con múltiples aristas…

Producido por Eugenio Muñoz, el disco comienza con “Atajo De Cobayas”.
Es una intensa pieza hard rockera con riff incisivo y tempo aquietado en la que un escéptico Rosendo se queja de la poca personalidad del personal.

Crítica social reiterada en el estupendo single “Cada Día”, en donde también retiene un tono frustrado por el contexto borreguil en el que vivimos.

Es un magnífico tema, bien estructurado, con un desarrollo excelente (incluyendo pasajes en donde parecen los mismísimos Neil Young y Crazy Horse del “Zuma” o el “Ragged Glory”) y una coda sorprendente en donde el músico madrileño afirma que “tengo la impresión de que no me escucha nadie…”




“El Acogote”.
Comienza en plan tuna para dar paso a una jubilosa pieza rock de gran animosidad rítmica, potentes guitarras tan abrasivas como gemebundas, también a lo Crazy Horse, y una letra en la que se habla de cuatro listillos inoperantes y sus alianzas, además del Quijote y de Sancho Panza, con quien Rosendo se siente más identificado.

Será por el practicismo.

“Duele Pensar” es la cumbre del álbum
Es un sensacional, sensacional tema que parece mezclar a AC/DC con el boogie-rock 70’s.

Gran trabajo de la sección rítmica, fenomenales guitarras y excelente texto con lamento ante la estulticia y poca dignidad de los políticos.
Un tema rock inmejorable.



“Periférico” es uno de los dos temas con coqueteo reggae (el otro es “Todos Los Caminos”) del LP, casi como a lo The Clash del “London Calling”.
Tienen textos de valía, algún cambio acertado, pero en general es de lo menos prominente del disco.

“Darse Cuenta” sí es otro aprovechable corte.
Rock de alto nivel, enérgico y melódico.
La parte iniciada con “… caminar en la misma dirección no vale la pena…” demuestra que Rosendo sabe dotar a sus estructuras clásicas sugerentes variaciones que van más allá del formulismo trivial.

“Son Máquinas”, en donde subraya la gradación aprensiva del disco, es un fenomenal tempo lento, de percepción fría y experimental, con elementos industriales y un estribillo admirable por la capacidad de transmitir tal tonalidad con enorme intensidad, incrementada con voces graves de acompañamiento: “son máquinas, son máquinas, les voy a perdonar por eso…yo tan sólo carne y hueso”.

Es un tema crítico que crece y crece con cada escucha y que transmite al oyente con algún bagaje a universos orwellianos o huxleysianos.
Incluso a la película “Metrópolis”. Sensacional canción.




“A Mi No Me Duele Na” es un más que estimable corte rock que disfrutarán los fans de AC/DC (y de Rosendo, claro).
Pegadizo, enérgico, melódico, con un buen desarrollo y una letra con cierta coña.

El final de disco es realmente magistral por su habilidad en conseguir una absorbente atmósfera.

Con una sensacional intro de guitarra que se retoma a lo largo de la pieza ésta va desarrollando un gran texto de Rodrigo Mercado, el propio hijo de Rosendo, interpretado en las estrofas de forma hablada hasta el estribillo.
El tema, perfecto en el manejo de tempos, finaliza con un crescendo penetrante e hipnótico que mixtura una instrumentación cuasiprogresiva y voces tipo mantra repitiendo “cuando un vano no es oscuridad ves que poca claridad es…”.

Fantástico fin de un álbum muy, muy disfrutable.