• Por Antonio Méndez

Crítica

Sexto álbum en estudio de los aprovechables texanos Spoon y uno de sus más escuchables y valiosos trabajos de pop guitarrero con ecos new wave y beatleianos, con lugar tanto para el dream-pop, el pop-soul, el ragga, el funk, o el power-pop.

Se abre el LP con “Don’t Make Me a Target”, canción de apariencia política con Britt Daniel implorando que “el hombre del tambor” no le convierta en su próximo objetivo. Es un medio tiempo con influencia de nueva ola y de los Beatles, y una insistente guitarra y piano con riffs en staccato.

“The Ghost of You Lingers”, pop ensoñador con un palpitante piano y ansias de calma, les muestra más psicodélicos con una atractiva combinación vocal en conversación espectral a varias bandas con empleo del eco. Su minimalismo rítmico y atmósfera llegan a resultar hechizantes.

“You Got Yr. Cherry Bomb” es un claro homenaje a la Motown. La canción, cantada en parte en falsete por Daniel, podría interpretarla las Supremes en el año 1966 y conseguir uno de sus muchos éxitos de la época. Tiene vitalidad, es pegadiza, animada… La aportación de los arreglos de viento, la riqueza en el muro sónico spectoriano, y la sección rítmica resultan fenomenales.

“Don’t You Evah”, versión de los Natural History, es otra estupenda pieza. Combina un intenso bajo de esencia funk, un buen tratamiento vocal, y una línea guitarrera a lo The Cure, conformando un sinuoso ritmo. Muy sugestivo.

Tampoco es desdeñable “Rhtm & Soul” (así escrito), tema de clásica e idónea construcción pop, con fortaleza en la sección rítmica (magnífico bajo), órgano, y vocalidad con apariencias más rasposo-garajera.

Posteriormente aparecen dos piezas en clave experimental ragga-ska-new wave, que bien podrían ser temas desechados de los Clash en el final de su carrera, “Eddie’s Ragga” y “Underdog”. Les falta enfoque para culminar con éxito la experimentación.

La llaneza de “My Little Japanese Cigarette Case” solamente hace elevar la valía (se centra en su cautivador ritmo y en la melodía de atmósfera alcaloidea) de este corte power-pop a lo Fountains of Wayne con solo de guitarra aflamencada.

El disco termina con “Finer Feelings”, optimista canción que comulga un ritmo funk con efectos espaciales; y con “Black Line Me”, balada taciturna con guitarra acústica y piano que les encuentra de nuevo con los Beatles, lo que nunca puede deparar algo malo.

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