• Por Javier Platas

the libertines anthems for doomed youth discoCrítica

El cuarteto The Libertines volvió a grabar tras más de diez años de silencio un tercer disco en estudio titulado “Anthems For Doomed Youth”, trabajo con un sonido más domesticado y menos incisivo que los dos anteriores. Seguramente la labor del productor Jake Gosling (One Direction, Ed Sheeran) tenga mucho que ver en esta circunstancia.

De todas formas, la banda de Pete Doherty y Carl Barat, aunque con un tratamiento ligeramente distinto, sigue manteniendo sus constantes garajeras, pop, punk rock y post punk que definieron su estilo cuando irrumpieron en el panorama musical hace ya más de una década.


Las influencias de bandas como The Stranglers, The Specials y, sobre todo, The Clash, con trazos ska y reggae, asoman nuevamente con nitidez en casi todo el álbum y especialmente en canciones como “Barbarians” (un corte que no desentonaría en el “London Calling” de los citados Clash), el single con título cinematográfico y texto de Rudyard Kipling “Gunga Din”, las enérgicas “Heart Of The Matter” y “Fury Of Chonburi”, o la fantástica “Fame And Fortune”, un tema de inspirado estribillo que también muestra cierto influjo sixties.


Esa huella del pop sesentero con especial fijación por los grupos de la Invasión Británica y por sus herederos del brit pop 90’s es más apreciable en otros pasajes como “Belly Of The Beast”, en el medio tiempo que titula el disco, en la notable melodía de “Iceman” o en la balada con base de piano y ambiente melancólico “You’re My Waterloo”.

Menos entonados se muestran en las anodinas “The Milkman’s Horse” y “Dead For Love”, mientras que en “Glasgow Coma Scale Blues” nos sorprenden con un vibrante tema de enardecidas guitarras y contagioso estribillo.

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