Crítica

Segundo disco de este combo neopsicodélico de Chicago, un conjunto con el cantante Josh Chicoine al frente que amalgama el noise-pop, los sonidos neogarajeros de White Stripes, las músicas psycho-garage de los años 60 y el glam-rock de T. Rex.

Así, entre sonidos fuzz, voces lisérgicas, riffs guitarreros desabridos y ruidismo, el disco oferta un catálogo de canciones correctas pero sin demasiada trascendencia ni actitud.




El problema esencial es que no existe inventiva más allá de la imitación básica de sus grandes modelos, en especial del fenomenal Marc Bolan.

El disco resulta bastante monótono y las escuchas no penetran emocionalmente.
Los temas apuntan pero no terminan de entusiasmar, como la apertura efervescente de “Plan Of The Man”, canción con intensas guitarras que parece mixturar a T. Rex con coros de los Beach Boys.




La influencia bolaniana es clara también en el remedo de T. Rex hallado en la balada “Light I Love”.

A lo largo del álbum son constantes las ráfagas psicodélico-garajeros, con trazas de los pioneros y magníficos grupos lisérgicos de los 60, son perceptibles con revestimientos noise-pop y glam-rock, sea en la sinuosa “Shawnee Dupree”,con ritmos tribales, “Trucker Speed”, con dramáticos arreglos de cuerda, “My Gun”, con empacho fuzz, o “Going Over It”, con sonidos de campanas adornando la rutinaria melodía, rutina encontrada en gran parte de un disco que apunta pero que no entusiasma.