• Por AlohaCriticón

La atmósfera soleada y florida de San Francisco parece haber sido inspiración para este tercer álbum de los toledanos Sunday Drivers, hacedores de un pop con tonos frágiles e inspiración 60’s (sea las grandes bandas 60’s o las que las imitan) grabado en la citada ciudad californiana con la ayuda del solvente productor Brad Jones.

La luminosidad del lugar se refleja en sus melodías radiantes, y en unas armonías vocales que nos transfieren a la Costa Oeste del país estadounidense sin perder la huella del pop clásico británico, con especial incidencia de los Beatles, y ecos de grupos coetáneos, como Wilco.

En los sencillos textos existen constantes referencias a imágenes que configuran brillantes atmósferas de ensueño, con claridad y refulgir vital, arco iris poblando cielos, sonrisas mañaneras al despertar, chicas extrañas que comparten dulces besos, brisas veraniegas, luces de sol…

Las emociones, en contraste con la luminosidad referida, son presentadas en gradaciones lastimeras, con expresiones de fragilidad y voces arañantes, con suaves medios tiempos folk-pop, como el escuchado a través de plácidos sonidos acústicos en la apertura del álbum, “Rainbow of colors”, pieza con un outro instrumental de cierta valía.

Dos de los cortes más rítmicos del disco son “Do it” y “Life Is”. En el primero, con aplausos en la intro y avivadas guitarras eléctricas, elevan la energía media del trabajo, y escriben un acertado estribillo pop de fácil propagación radioformulera, mientras que la segunda les acerca a la psicodelia británica con ecos de los Fab Four del “Revolver” y animoso ritmo de marcha.

El folk-pop repicante de “Little Chat” no quedaría mal en un recopilatorio de temas desechados de Buffalo Springfield, compuesto por Richie Furay en la última etapa del conjunto californiano, mientras que con “Sing When You’re Happy” pasaría lo mismo pero con Crosby, Stills & Nash. Con intro de guitarras acústicas y armonías vocales en plan himno, podría ponerse en boca de un Grahan Nash primerizo o en algún corte de los Oasis remedando a los Beatles.

“Day in Day Out” presenta un riff muy parecido (seguramente inconscientemente) al del “Blockbuster” de los glameros Sweet (imitado después por Status Quo), y armonías que tanto rememoran voces californianas como a los Beatles, salvando las infinitas distancias en todos los aspectos, del Abbey Road. En “Better If I” parece Rod Stewart el que canta la plañidera balada, y “Goodbye” nos despide con silbido y alegre tempo con aire music-hallero.

Uno de los mejores momentos del disco es “Paranoid”. A pesar de la imaginería un tanto pedestre (con monos nadando en camas, burros volando, y sabores a mermelada) con la que pretenden significar la paranoia fabulada del vocalista, la canción posee una melodía ensoñadora muy grata, y texturas sónicas muy elegantes, con cierto retazos jazz y soul, sobresaliendo el excelente trabajo en el órgano Hammond, que tanto nos trae recuerdos de Rod Argente como de Rick Wakeman. Muy buen tema para un disco pop sin mayores pretensiones (o eso se le presume) que proporcionar una grata audición. Lo consigue.

Puntuación

AlohaCriticón:
Usuarios:
[Total:16    Promedio:3.9/5]

Tú también puedes votar. Desliza el ratón por las estrellas verdes para dejar tu puntuación