• Por Antonio Méndez

vampire weekend 20008 disco album cover portadaCrítica

Disco debut de Vampire Weekend, una de esas “esperanzas blancas” que se saca de vez en cuando la prensa musical anglosajona (y sus palmeros) simplemente porque parecen sonar con algún rasgo singular y poseen cierta ínfula pseudoartística.

Aquí son sonidos y ritmos afro-caribeños los que engalanan las melodías pop, con letras que no dicen nada más allá de la desmaña poética e insuficiencia narrativa de sus hacedores.

El álbum homónimo agita el concepto art-pop en la estética “todovalista”, en donde tanto caben resonancias del pop de los 50 y comienzos de los 60 como el world music a lo Paul Simon más étnico, algún barroquismo puntual con violines, mínimos apuntes folk, el reggae, los gitanos con la cabra o el ajado revival post-punk.




En su comienzo parecen llamar la atención y no desagradan esos arreglos tan chuscos, cierto aspecto sincopado, pero finalmente su artificio se revela inocuo, con referencias a Simon, Peter Gabriel (manifiesta) o los Talking Heads.

Se crean riffs machacones, ritmos cálidos que en ocasiones evocan paisajes de palmeras o sabanas, fonéticas pegadizas, cuatro naderías en texto, algún rebote rítmico de fiesta post-adolescente, un coro tontorrón por aquí, un cantante sin registros, adornos con experimentación sin enfoque…

Pretenden ser la mar de originales pero no son más que un océano de aburrimiento sin una canción memorable.