• Por Antonio Méndez

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Los Wilco de Jeff Tweedy titularon su séptimo disco en estudio con el propio nombre del grupo, al igual que, en un alarde sublime de imaginación, su apertura, “Wilco (The Song)”, una canción de un ritmo más enérgico que el grueso de este trabajo melódico y tranquilo en el que Tweedy en ocasiones parece poseído por el espíritu de George Harrison.

No es el Beatle la principal influencia de la referida pieza de apertura, sino la Velvet Underground en su aspecto rítmico con un texto mediante el que Tweedy canta directamente a los seguidores del grupo y afirma que “Wilco te ama” al estilo de los Rolling Stones del “We Love You”.
Ánimos para los momentos emocionales más bajos.

“Deeper Down” es un corte lento bastante interesante con diversas variantes y una narración con estampas de boxeo.
Alterna una voz harrisoniana con tramos al estilo “Forever Changes” de Love y otro que evocan a Big Star mientras se escucha un cruce de pedal steel, theremin y un clavicordio barroco.

“One Wing” es un tema de ruptura amorosa con metáforas poéticas sobre vuelos imposibles de pájaros.
Hay una mezcla de sonidos acústicos y eléctricos y una atmósfera dream pop con crescendo instrumental a la par que emocional, alcanzando en su clímax el énfasis de lamento con guitarras rotas a lo Neil Young.

Una de las canciones más satisfactorias del álbum es “Bull Black Nova”, descripción de un asesinato desde la perspectiva del autor con sugestivo ritmo krautrock, un estupendo bajo de base funk y una visceral interacción guitarrera que simula un encuentro entre Neil Young y el grupo Television.

Después de la explosión eléctrica el clímax de “Bull Black Nova”, el tempo se aquieta con “You And I”, relación amorosa esporádica entre extraños cantada en armonías vocales por Jeff con Feist.
Es un tema folk-pop sosegado y melódico.

“You Never Know” es uno de los muchos temas en los que Tweedy suena como George Harrison.
En este caso estamos ante un medio tiempo sobre ciclos generacionales con algún toque gospel.

La influencia de Harrison también deja huella en “I’ll Fight”, lucha romántica con protagonismo heroico; y en “Sonny Feeling”, corte pop-rock con parte vocal a lo Beach Boys.

El disco, bastante baladero… demasiado baladero, también incluye otras piezas lentas como “Country Disappeared”, una tema soul con piano y falsete; “Solitaire”, corte folk sobre egoísmo y reconocimiento de error con ciertas resonancias a Nick Drake; y el tema final, “Everlasting Home”, una balada de piano que evoca a los Beatles.

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