• Por Antonio Méndez

blur magic whip portada critica album reviewCrítica

Después de limar asperezas, Damon Albarn y Graham Coxon volvieron a grabar como Blur en estudio con “The Magic Whip”, un disco que amalgama sonidos de la banda y de sus diferentes proyectos al margen del grupo, en especial Gorillaz.

Este octavo álbum de Blur se inicia con “Lonesome Street”…. visitas al underground, abrazos, alienación urbana… La canción es una de las mejores del disco y podría haberse grabado en su etapa “Parklife”.
Los arreglos muestran la creatividad del cuarteto y del productor Stephen Street en un conglomerado juguetón de pop psicodélico a lo Syd Barrett, funk, new wave… Bailable ritmo y pegadizo riff de Coxon.




La balada con piano “New World Towers” es uno de los cortes inspirados por un viaje de Albarn a Hong Kong. Cautivadora atmósfera con interesantes arreglos vocales e instrumentales que mezclan, en un tono melancólico, el pop experimental con David Bowie y la canción de cuna. A destacar el trabajo de guitarra de Graham.

“Go Out” fue una de las primeras canciones que dieron a conocer Blur de este trabajo…. bailo conmigo mismo, me pongo triste, al local, al local… Pegadiza. Iterativo ritmo. Voz laxa. Escepticismo. Una especie de dance pop ochentero en fondo ahora electropop, más tarde garajero.

Una de las piezas más singulares del disco es “Ice Cream Man”, melodía con un curioso retrato de personaje que nos lleva al Bowie surreal de 1967 o a la lisergia de Barrett con toques folk pop, electrónica de videojuego y esencias de canción de cuna. Gorillaz en Blur.




blurmagic1“Thought I Was A Spaceman” trata la historia de un desplazado que se mueve entre el espacio y las dunas desérticas… lejanas, muy lejanas… nunca con éxito, siempre el fracaso… Tono triste, oscuro. Onirismo con voz distorsionada. Percusión sobresaliente. Válida mixtura ambient pop psicoexperimental.

“I Broadcast” es un rítmico pop rock con arreglos de viento que ni fu ni fa. Vuelven a la desorientación con énfasis emocional en “My Terracotta Heart”, canción fundamentada en la amistad en vaivén entre Coxon y Albarn. Melancólica. Melódica. Buen estribillo.

Arreglos de cuerda y tempo de marcha en “There Are Too Many Of Us”, corte sobre superpoblación y angustia urbana que logra transmitir el dramatismo de un escenario pre-apocalíptico, claustrofóbico.




“Ghost Ship”, con el productor Stephen Street tocando el saxo, es un tema que de nuevo retoma recuerdos escapistas de Hong Kong en un enfoque que tanto nos conduce al pop sofisticado de los años 80 como al soul-funk de comienzos de los 70.

Impresiones líricas de Corea del Norte en “Pyongyang”, atmosférica canción con rasgos post-punk góticos a lo The Cure.

“Ong Ong” es un pop desenfadado con rasgos folk y bubblegum, un paseo en barca con sol por mares caribeños con observaciones cotidianas que vinculan a Damon con los Kinks.

Termina “The Magic Whip” con “Mirrorball”, tempo lento melancólico con ecos de Ennio Morricone en trémulas guitarras y memorias de interés menor dentro de un álbum de notable entidad.

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