• Por Antonio Méndez

kings of leon because of the times cover portadaCrítica

Tercer álbum de esta familia bien avenida procedente de Tennessee, tres hermanos hijos de un predicador y su primo que conforman uno de los conjuntos rock con raíz 60’s-70’s más interesantes surgidos en los Estados Unidos en estos últimos años.

Las bases de Kings Of Leon se encuentran principalmente en el rock sureño y blues-rock de las décadas expresadas con anterioridad, con resonancias de los Lynyrd Skynyrd, los Allman Brothers o Black Oak Arkansas, sin olvidar a la Creedence Clearwater Revival.




Estas influencias primeras no obvian ecos de otros sonidos (algunos de los cuales ya se encuentran en tales influencias), mostrándose eclécticos con memoraciones a Neil Young, el garaje 60’s, el noise-pop psicótico de los Pixies, los Rolling Stones, la psicodelia, el blues-rock, U2, el country-rock, Black Crowes, el funk… En sus textos, algunos de los clásicos asuntos del rock (en especial las relaciones/conflictos con mozas de buen ver) se impregnan espiritualmente con las creencias religiosas derivadas de la labor de su padre.

Esta tercera entrega se abre con una de sus mejores canciones, “Knocked Up”, tema con sonidos angulares, pulsantes bajos, atmosféricos riffs, variantes rítmicas con azoramiento guitarrero que ejemplifica la atmósfera de evasión, y una duración de más de siete minutos, temporalidad que sirve para narrar una culebronesca historia de huida de una pareja ante la oposición de la madre de una joven embarazada por su novio.

Otra de las gemas es la palpitante “Charmer”, revisitación de los Pixies con Caleb Followill remedando con chillidos los procederes neuróticos de Frank Black a través de textos minimalistas con queja sobre una chica de mirada intensa que le ha robado su karma.

El medio tiempo “On Call”, principado con un sentir gospel en fusión con sonidos de sintetizador épico, se desarrolla como un híbrido entre U2 y Led Zeppelin, mientras que en “McFearless”, con un óptimo trabajo en la batería de Nathan, suenan también como U2 ahora copulados con los Red Hot Chili Peppers.

Otros cortes que muestran la heterogeneidad del álbum son “Black Thumbnail”, bravío garaje-blues-rock con elementos acústicos y eléctricas y vocalidad agresiva en donde se avistan de forma más evidente sus herencias 70’s, con lugar tanto para los Led Zeppelin como para Grand Funk Railroad; “My Party”, tema de base funk con voz distorsionada, o “Ragoo”, como los Black Oak Arkansas pero con retumbos reggae.

La variedad de los sonidos siempre es saludada con agrado, y más cuando es manifestada con canciones construidas con cierto talento. Entre ellas “Camaro”, blues-rock con sinuoso bajo de Jared y con Caleb admirando a la sexy propietaria de un negro Chevrolet Camaro, y el cierre, “Arizona”, balada con una emocionalidad y ejecución comparable a los Lynyrd Skynyrd.