• Por Antonio Méndez

Crítica

Steven Wilson, líder entre otros proyectos del grupo prog-rock Porcupine Tree, edita su primer disco oficial como solista con el título de “Insurgentes”.

Es un álbum notable que demuestra su gran talento para ensamblar con enfoque sus variados e intensos sonidos, que se mueven en ambientes psicoprogresivos, noise-rock, pop orquestal y hard rock, y que hay que escuchar en varias ocasiones para captar su real valía instrumental y emocional.




En la apertura del álbum, “Harmony Korine”, Steven configura un escenario lluvioso, gris, con imágenes de hombres arrodillados y arrastrándose.
Se escuchan guitarras repicantes antes de que con dulce falsete se llegue a un estribillo con acompañamiento de muros de distorsión.
No faltan brillantes variantes melódicas y rítmicas, con un clímax con sonidos apocalípticos que compacta y enfatiza el tono de la canción, una de las mejores del disco.

En “Abandoner” Wilson afirma en el texto que se muestra inquieto, perdido, describe un tiempo congelado.
Es un corte con primeras influencias Pink Floyd en donde emplea una caja de ritmos, suaves teclados prog-rock y guitarras acústicas en sus tranquilos inicios.
A mitad de pieza la canción parece adoptar formas de banda sonora de una película de terror con persecución nocturna callejera.
La línea electrónica de teclado es hipnótica y el desarrollo del tema, con aparición de ardientes guitarras distorsionadas, se podría definir como psico-noise.

Si la atmósfera de “Abandoner” está muy lograda, no menos lo está la de “Salvaging”, corte de ocho minutos con un comienzo de tempo lento y pesado y desarrollo con tono misterioso-mantra, textos oníricos, grabaciones al revés a lo Beatles del “Tomorrow Never Knows”, y potentes riff hard-blues-rock estilo Led Zeppelin.
Es una gran canción con variantes de mérito.




steven-wilson-foto-criticasLos sueños nocturnos y románticos de la balada “Veneno Para Las Hadas” se exhiben con sonidos espaciales-oceánicos en su introducción.
Es una canción muy etérea, ensoñadora, con efectos vocales psicodélicos, de nuevo una atmósfera magnífica con un bajo prominente marcando el insistente tempo.

La magnífica canción “No Twilight Within” es un tema prog-rock mayoritariamente instrumental que mezcla un sinuoso bajo funk con una guitarra psico-blues-rock tipo Jimi Hendrix-Led Zeppelin y un gran trabajo en la batería.
La voz susurrante de Steven aparece a mitad de un corte que en su tramo final emplea un piano clásico que no disgustaría a Rick Wakeman antes de retomar el riff poderoso de guitarra psicohard-rock.




Las guitarras repicantes regresan con la bella y melódica “Significant Other”.
Pop psicodélico con dulce interpretación vocal y sonidos de glockenspiel.

“Only Child” es uno de los cortes más accesibles del disco.
Es un disfrutable medio tiempo con un pegadizo riff guitarrero, acerado con apoyo del piano en la entrada del estribillo.
El concepto de su sonido no está lejano de unos Depeche Mode en su álbum “Violator”.




“Twilight Coda” es un corte instrumental suficientemente evocativo con sonidos de guitarras acústicas y piano.

El disco termina con dos piezas similares, baladas con empleo destacado del piano.
“Get All You Deserve”, que es una excelente canción con contrastes sónicos que se inicia con su habitual prog-rock ensoñador (con gran carácter cinematográfico en atmósferas e imaginerías) y termina con sonidos noise-rock
“Insurgentes”, una de las piezas más desnudas del álbum que le emparenta con sus propuestas en Blackfield.




Aquí concluye el álbum (un muy buen álbum pero inferior a obras mayores como “Stupid Dream” o el reciente “Fear of a Blank Planet”) pero en su edición especial se pueden escuchan otros cinco temas más, uno de ellos, el “Puncture Wound”, una canción con tramos muy similares (demasiado similar) al tema “A Forest” de los Cure.

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