• Por Antonio Méndez

wall-of-death-lovelandCrítica

“Loveland” es el segundo disco de los franceses Wall Of Death, un grupo parisino que desde su debut con “Main Obsession” (2012) ha mostrado talento para crear atmosféricas, letárgicas piezas de psicodelia deudoras de la lisergia pop, el hippiesmo y el prog-rock de los años 60 y 70.

Brian Borredon, Adam Ghoubali y Gabriel Matringe forman este proyecto que contó en este disco con la colaboración esencial de Hanni El Khatib, productor y multi-instrumentista que colaboró con variados instrumentos en la grabación del LP.

Nos llevan a la Tierra del Amor en “Loveland”… chica, cuando me tocas, me pierdo en el espacio y el tiempo, crucemos la frontera, vayamos a donde los ríos no se secan, la sangre es puro deseo…. Enfoque épico, tono etéreo, ejecución elegante, de ensueño, reverb, efecto eco. La estructura con variantes de tempo, la sinergia, la melodía, en ocasiones recuerdan a los Moody Blues de Justin Haywarth o a Pink Floyd, en otras a los Amboy Dukes o a Yes. Buen comienzo.

“For a Lover” es un notable corte de pop psicodélico. Delicado, dulce… intenta perdonarla, esta historia no comenzará de nuevo, caen lágrimas… una pareja de amantes en crisis. La melódica es magnífica. Medio tiempo que parece unir a Arthur Lee con Curt Boettcher.

wall-of-death-fotos-grupoMi lengua madre es el silencio, no necesito las palabras. “Mother Tongue”… ¿cómo puedo vivir en este desconcierto?… Balada lisérgica, melancólica, envolvente, acuosa.

“How Many Kinds” utiliza elementos dream pop, psicoprogresivos… escuchar a Procol Harum… para crear una atmósfera tranquila, con el amor como solución para todo.

Ocho minutos dura “Blow The Clouds”, corte prog-rock con cambios de tempo, tono melancólico pero optimista.. la tristeza de tus ojos se ha marchado… nunca olvides ser un niño. Rica en texturas, tanto hay huellas del rock psicodélico y progresivo británico como del krautrock alemán.

“Dreamland” es un medio tiempo lisérgico de fenomenal melodía e imaginería natural onírica. La cima azul de la está helada, esmeraldas, flores rojas, lagos de ópalo. No desentonaría en un disco de Sagittarius en el año 1968.

Las voces en armonía de Wall Of Death recuerdan a los cantos gregorianos con contexto psicodélico. Escuchemos “All Migthy”. Parecen los Yardbirds en modo lisérgico, o la West Coast Pop Art Experimental Band, en un panteísmo ácido… somos el poder, soy la ley, todo es Dios, somos libres, el sol será nuestra llamada. Tripis y tripis.

La intro de “Little Joe” parece “Breakfast In America” de Supertramp antes de una progresión psicodélica con tanta influencia de los Beatles como de Procol Harum. Voz ahogada en el lamento… por favor, vuelve conmigo… Dolor.

La pieza más garajera del disco es “Chainless Man”… aunque te quiera soy un hombre sin cadenas. No empujes. Pushing Too Hard. Aquí están los Seeds. Los Sonics. Los Blues Magoos… y sus discípulos: Fleshtones, Fuzztones, con un tramo dulce dream pop en contraste.

Los Wall Of Death terminan el álbum con “Memory Part 1 & 2”. Hechizante, atmosférico corte de más de diez minutos, épica ácida con brillantes arreglos… aunque se les va al final demasiado el aahhhh con la percusión perdiendo eficacia emocional… sobre recuerdos que afloran, que pervierten. Mi mente se llena de sustos. La vida va tan rápida. He escuchado el gong.