• Por Antonio Méndez

wolf-alice-blue-weekend-albumCrítica

“Blue Weekend” es el tercer disco grande de Wolf Alice, banda británica con la cantante Ellie Rowsell al frente que continúa ensanchando audiencia con su pop-rock de fácil escucha, melódico, ahora frágil, más tarde ensoñador, en alguna ocasión visceral.

Markus Dravs es el productor de un LP abierto con “The Beach”… cuando nos encontremos no pelearemos y ambos ganaremos…
Ritmo sostenido con crescendo, sintetizadores y un sonido atmosférico que recuerda a las grabaciones de la neozelandesa Tamaryn.
Ellie se relaja… tirada en el suelo, un momento de paz. Arena, brisa, agua.


“Delicious Things” crea estampas en la ciudad de Los Angeles con fiesta y colocón… un tío me ha llevado al jardín…
Es pop escapista con arreglos vocales suntuosos; soft rock melódico con un destacado bajo funk de Theo Ellis.

wolf-alice-blue-weekend-critica-review“Lipsticks On The Glass”, corte lento (como casi todos los del disco) tiene resonancias tanto de Kate Bush como de la new wave/post-punk o del folk en los arpegios.
Ellie, emocional, operística, se luce a la voz en una historia de recuerdos, de posible vuelta de pareja.

El primer corte rock del álbum es “Smile”, trazos hard garajeros a lo The Kills, ritmillo funk, expresión rapera y enfoque sexy… puedes encontrarme en el bar, allí se congregan las almas perdidas…
Tiene intensidad.

“Safe From Heartbreak (If You Never Fall In Love)” es una tonada folk acústica con outro a capela.
Tempo lento y tramos de combinación vocal masculina-femenina con una frágil Rowsell narrando sus sentimientos.
No sufrirás por amor si no te enamoras. Obvio.


Dream pop con herencia new wave ochentera en “How Can I Make It Ok”, otra canción lenta, con pegadizo estribillo que termina cansando por su repetición, en el que se busca la felicidad.
Vivir con miedo no es vivir.

Se ponen punkis en “Play The Greatest Hits”. Sonido sucio, rápido, contundente.

Pop sofisticado a lo Lana del Rey en “Feeling Myself”, atmosférica pieza entre soul y nueva ola sexy-elegante.




Las canciones están bien construidas, estupendamente cantadas, todas son audibles pero ninguna arrebata.
Mucha balada, cierta pomposidad, dramatismo, introspección.

Con “The Last Man On Earth”, Ellie canta tocando un piano en un progreso con crescendo y arreglos que buscan intensificar emocionalmente la pieza.
La misma fórmula que otros momentos del disco.



Burbujeante riff el de “No Hard Feelings”, balada corta con texto tras ruptura… sin resentimientos, cariño, perderte ya ha sido suficiente… Melancolía madura con interpretación notable, emocional.

Termina con vuelta a la playa en “The Beach II”, chicas tomando en sol, efectos atmosféricos y ensueño pop optimista, felices, un poco de vino, marea.