Crítica
Blackfield surgió como un dúo formado por Aviv Geffen y Steven Wilson grabando dos primeros discos de entidad, con canciones de pop orquestal, soft rock, bien construidas, arregladas, en tonos oscuros, melancólicas.
Con el tiempo, el británico Wilson, aunque aportando voces y en ocasiones produciendo y arreglando, fue tomando menos protagonismo en el dúo, dejando al israelí Geffen como principal autor de los temas.
En “For The Music”, editado en Warner, Aviv compone, arregla y produce todas las canciones, con tres cantadas por Steven. Comencemos la escucha…
“For The Music”, la canción que titula el LP, es un corte distinto a lo que suele grabar Blackfield… cuando olvidas los acordes de tu vida, cuando los líderes te chupan la sangre… con un ritmo más animado de lo usual en su discografía.
Es un pop-rock simple, plano, con una letra muy simple y coros uuu.
Agradecidos a la música como evasión de un contexto deprimente.
El piano de “After All” retoma el sonido lento Blackfield con arreglos orquestales y voz macilenta de Geffen. Una pena lo de los aplausos sintetizados.
El texto también es típico del dúo… nostalgia, tristeza, desorientación… padre, puedo oirte, estás detrás de cada puerta, estoy perdido…
Melódica y con un estribillo pegadizo. Los estribillos de Blackfield suelen ser siempre muy efectivos para transmitir sus apenadas emociones.
Omri Agmon toca la guitarra acústica de la balada “Garden Of Sin”, una composición de sonido limpio con buena imagineía… mundo helado, lágrimas modernas, telón final, ángeles que asesinan la piedad.
No está mal este corte.
Pomposa intro la de “Under My Skin”, con la Budapest Art Orchestra aportando orquestación a un rítmico tema pop-rock con voz procesada, guitarras U2 y Steven apoyando con coros en el estribillo a Aviv.
… un sueño, el mismo sueño, los mismos miedos…
Steven Wilson es la voz principal de “Over & Over”, aportando también parte de la letra… estar vivo significa morir; como los animales, intentamos sobrevivir…
Es una balada con sonido principal de guitarra acústica y sintetizador.
Escuchable, no está entre lo mejor grabado por Blackfield.
“Falling” es la mejor canción del disco.
Steven en falsete. Muy atmosférica.
Ofrece la altura melódica y el fondo emocional, frágil, del dúo con una interesante estructura y un estribillo épico que une las dos veces con piano Beatles y orquestación.
“White Nights”, no se sabe si inspirados en el título por Fedor Dostoievski, es la tercera y última canción cantada por Wilson.
Es una balada pop a lo Carpenters, a lo Gilbert O’Sullivan, con las claves tristes y nostálgicas de Blackfield… mi estado natural es estar solo, dame una oportunidad para abrazarte de nuevo…
Pop-rock de radiofórmula 80s el de “Summer’s Gone”, con Aviv en plan Wham.
El peor corte del disco.
“It’s So Hard”, el cierre, es un pop romántico con la London Orchestra metiendo violines y Trevor Horn produciendo.
Aviv se luce en la voz al tiempo que toca el piano.
Es una balada melódica, muy de festival de Eurovisión, con Geffen en su habitual lamento de pérdida, de desamor…
Ceniceros y colillas. La botella a medio beber.