• Por AlohaCriticón

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Después de pasar inadvertidos con su disco debut, “Shake a Mountain”, y salir del anonimato con “Skeletons”, los daneses Figurines remachan con “When The Deer Wore Blue” su constancia en recrear con criterio las texturas del pop barroco-psicodélico de los años 60 a través de una pulida y emocional ejecución que también recuerda en pasajes a los contemporáneos Built To Spill de Doug Martsch.

Con Brian Wilson como inspirador de cabecera, la banda de Christian Hjelm nos lega en este álbum una colección de piezas pop preciosista con cuidadosos arreglos, complejas armonías vocales y placenteras melodías.

Notable ejemplo de esa beldad melódica con fértiles variantes rítmicas y prolija labor en arreglos, es la canción de apertura, “Childhood Verse”, uno de los varios temas del álbum con sonido fantasmal y atmósferas misteriosas casi de carácter cinematográfico.

El peso de los Beach Boys psico-barrocos se dan cita en numerosos tramos del disco. No hay más que escuchar “The Air We Breathe”, con Hjelm remedando el falsete de Brian Wilson, guitarras que parecen flotar sobre el océano y unos coros que subrayan la calidez vocal de una tranquila pieza en la que se nos invita a sentir el aire que respira el vocalista.figurines albums review

También existen resonancia de los hermanos Wilson en cortes como “Half Aware-Half Awake”, o en “Lips of the Soldier”, tema demasiado plasta con tanto “everyone” en donde abusan de centrarse únicamente en el énfasis melódico.

Más allá de los chicos californianos, los Figurines también saben ponerse garajeros en “Bee Dee” o en “Hey Girl”, cortes de esencia bubblegum con vivos ritmos, y componer temas largos, como “Drunkard’s Dream”, su tema más cercano al prog-rock en donde tanto se aproximan al funk como al pop barroco o al blues-rock.

“Drove You Miles”, con sonidos angulares y florituras vocales en el estribillo, “Let’s Head Out”, medio tiempo de alegre melodía con guitarras acústicas y acordeón, o “Good Old Friends”, uno de sus momentos más felices con una percusión que parecen simular fuertes saltos de bailarinas folk y un sintetizador de películas de terror e intriga de serie B de los 50, son otros cortes que forman parte de este aprovechable tercer disco de estos figuritas daneses.

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