• Por Antonio Méndez

Crítica

Después del laxo “Around The Sun”, disco que parecía más un ejercicio reposado de cantautor pelma que una oferta de grupo de rock, los REM parecen querer retornar a su etapa IRS Records y devolver protagonismo a unas guitarras eléctricas que ya habían conocido un retorno previo (referiéndonos a su etapa de promoción radioformulera y revistera) en el infravalorado pero estupendo “Monster”.

Pero bueno… elevar el ruido eléctrico no conlleva mejoría en sí, se necesita talento melódico, variantes rítmicas enfocadas, arreglos que vayan más allá de mero soporte lírico, letras que en ocasiones superen el cripticismo onanista…

Mucho más disfrutable que el disco previo, “Accelerate”, con alguna ínfula de distopía orwelliana, gana con las escuchas y consigue atrapar en ocasiones por su energía y su vuelta a claves anteriores, que le devuelven influencias del garage-rock y la psicodelia de los 60, el folk rock-jangle pop de los Byrds, la fiereza proto-punk de los Stooges, o el glam-rock de T. Rex. Es decir, sus primeras esencias como grupo.

Aquí por lo menos se escuchan las crujientes guitarras eléctricas de Peter Buck (quien parecía de vacaciones en el anterior trabajo), y el melódico trabajo en el bajo (que en ocasiones sabe mezclar con habilidad influencias de McCartney, Entwistle y John Paul Jones) y los coros de Mike Mills. En los textos el declamativo Michael Stipe recalca su frustración por el gobierno de Bush, se acuerda también del Katrina, e incluso en una ocasión parece tratar el salir del armario (ha reconocido recientemente su homosexualidad).

“Living Well Is The Best Revenge”, con una crudeza que les lleva a sus inicios garajeros, nos permite escuchar repicar y crujir las cuerdas de Buck, y el nervudo bajo de Mills dominando de manera musculada el ritmo vigoroso. Tampoco faltan, un tanto velados, los aportes vocales que tanto se echaban de menos en “Around The Sound”.

Este buen comienzo es prorrogado en pautas similares con “Man-Sized Wreath”, gran tema con desabridos riffs de distorsión guitarrera y una mejor orientación rítmica y melódica, destacando un soberbio Mike Mills (aportando juegos vocales de mayor prominencia) en un bajo que en ocasiones adopta incluso dinámicas apariencias funk que mezclan a Macca con Bernard Edwards.

El single “Supernatural Superserious” tiene como protagonismo a un adolescente que tras llorar en su niñez parece dejar atrás sus represiones sexuales y conseguir la liberación (quizá el propio Stipe). La canción, un tanto lineal pero escuchable, contiene en su inicio un poderoso riff hard rock a lo AC/DC antes de adoptar trazas más jangle-pop con Buck remedando las cuerdas de su admirado Roger McGuinn.

“Hollow Man” calma el ritmo de las piezas previas. Se escucha un piano, el tópico de “mi mente ha estado perdida, confusa”, y progresa como medio tiempo jangle-pop con un estribillo en contraste con acordes de ruidistas guitarras y un mayor ritmo que las estrofas. Nada del otro mundo.

“Houston” es una corta canción folk-rock con un curioso órgano que parece tratar el desastre de Katrina (porque en la mayoría de las ocasiones los textos crípticos de Stipe los entiende él y sus circunstancias). Tampoco es para tirar cohetes.

Con el título que da nombre al disco, “Accelerate”, retornan de forma plausible con los lacerantes riffs distorsionados compartidos con telarañas atmosféricas y un bajo con personalidad. Buen trato melódico y orientación rítmica en esta historia de cambio que podría ser un tema psico-garage de los 60.

rem-accelerate-critica“Until The Day Is Done” es un tema folk-rock de corte político con un ritmo de apariencia vals en las estrofas y una variante de mérito en el estribillo que agranda el repique de sus cuerdas.

“Mr. Richards” posee un fuerte muro de distorsión guitarrera y una atmósfera de cierta influencia psicodélica, que convierten a la calma pieza en una canción cuasi stone-rock.

En el texto de “Sing For The Submarine” Stipe evoca canciones previas del grupo. También posee, sobre una constante guitarra repicante, sonidos lisérgicos y una estructura que sabe singularizar bien sus diferenciadas partes melódicas y rítmicas.

El disco termina, para bien, con dos temas enérgicos. “Horse To Water” es un corte garage-punk con bullicioso ritmo y armonías en el estribillo de fácil contagio, y el fenomenal pelotazo “I’m Gonna DJ” oferta un estilo glam-rock-bubblegum (con gran voz garajera de Stipe) que significa su ritmo y su naturaleza festiva. ¡I’m Gonna Dj at the End of The World!

El disco resulta indiferente en las primeras escuchas. Sosito incluso. No dice demasiado y parece grabado por un grupo de escaso alcance. Pero, como suele pasar con las bandas con talento, con las escuchas crece y crece y, aunque no trascendente, es de lo mejor grabado por REM en los últimos años.

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