• Por AlohaCriticón

CADILLAC RECORDS (2008)

Dirección: Darnell Martin.

Intérpretes: Adrien Brody, Beyoncé Knowles, Jeffrey Wright, Mos Def.

Leonard Chess (Adrien Brody) creó un sello discográfico en Chicago en los años 50, convirtiéndose la compañía en un hervidero de artistas legendarios del rock y R&B.

Algunos de los nombres que consiguieron la fama con Chess fueron Chuck Berry (Mos Def), Muddy Waters (Jeffrey Wright) o Etta James (Beyoncé Knowles).

Con una adaptación del clásico del blues “Mannish Boy” de Muddy Waters (inolvidable su intervención en vivo cantando este tema basado en el “I’m A Man” de Bo Diddley junto a The Band en “El Último Vals” de Martin Scorsese) se inicia esta película sobre el legendario sello Chess Records, una compañía discográfica clave para el impulso y desarrollo del rock.

Aunque se presumía que el centro de la historia iba a ser Leonard Chess, el fundador de Chess Records junto a su hermano Phil, es precisamente Muddy Waters (interpretado de forma convincente por Jeffrey Wright) sobre quien gira las principales acciones de esta historia narrada en flashback por Cedric The Enterteiner encarnando al gran compositor Willie Dixon.

Como superficial tributo a Chess y a algunos de sus principales artistas, nombres fundamentales para la explosión musical de los 50 y 60, no está mal, y más cuando se pueden escuchar (por desgracia no con los sonidos originales) inmortales temas blues y rock’n’roll a lo largo y ancho del metraje, además de contemplar pasables caracterizaciones de intérpretes míticos como Chuck Berry, Little Walters, Etha James o Howlin’ Wolf.

Sin embargo, la historia se dramatiza de forma gratuita tras un inicio prometedor que representa algunas pautas que ensancharon los sonidos blues tras su génesis rural con su electrificación urbana, adoptando progresivamente el guión un tono de melodrama de emociones dispersas con tratamiento sensacionalista tipo culebrón de sobremesa.

Los lugares comunes en este tipo de films biográficos abundan, con subida al estrellato, rivalidad forzada, cuitas de drogas y sexo, traumas infantiles… dentro de unos sucesos históricos plasmados co no pocos errores… Por el final de la película Muddy/Wright está muy nervioso de pisar tierra inglesa en el 67 cuando ya desde finales de la década de los 50 ya levantaba pasiones en directo en la escena británica ente los jóvenes amantes del blues de los Estados Unidos.

Un aspecto esencial y que se remarca asiduamente en el guión, es la importancia de la música para la integración, y cómo el rock abrió fronteras y rompió prejuicios raciales en el período triunfal de la compañía.

Si Jeffrey Wright como Muddy Waters está pasable (a veces parece más un mafioso en pelea con Howlin’ Wolf que un músico), Mos Def aporta chispa al fenomenal Chuck Berry, y Beyoncé Knowles está muy correcta como Etta James, Adrien Brody se muestra insulso, apagado, y no aporta calado ni intensidad a la figura de Leonard Chess.

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Adrien Brody

Beyoncé Knowles

Mos Def

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