• Por Antonio Méndez

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Con discos como este del grupo Kyuss, banda surgida en tierras desérticas californianas, se etiquetó un nuevo género musical, el stoner rock o stoner metal, cruce colocón en época grunge de la psicodelia, el acid blues y el hard rock/heavy metal de los años 60 y 70.

En Kyuss además se encontraban nombres importantes del rock futuro estadounidense, en especial Josh Homme (Queens Of The Stone Age, Eagles Of Death Metal…), compositor y guitarrista, sin olvidar a Brant Bjork, batería y compositor, al bajista Nick Oliveri o al cantante John Garcia.

El álbum, co-producido por el grupo y Chris Goss y editado en el sello Dali Records, se abre con “Thumb”, un corte co-escrito por Bjork y Homme.




La intro es un tranquilo blues ambient antes del estallido cabalgante psicoheavy con potente sonido derivado de los primeros Black Sabbath en un progreso jam con variantes de tempo y un solo de guitarreo blues de Homme.
Intensos riffs en distorsión y textos de misantropía… me da igual como estés… estás quemado por mi encendedor… Eso te pasa por querer apagarme.

La canción más famosa del disco es obra de Brant Bjork.
“Green Machine”, ya un clásico stoner rock.
Sonido agresivo pero melódico, con ardiente combinación de riffs y texto críptico de enajenación y liberación interpretada con garra por Garcia… tengo una guerra en mi cabeza, tengo una rueda, ruedas de comprensión… Ag!



kyuss-blues-red-sun-reviewEl álbum hace sonar varios instrumentales.

El primero es “Molten Universe”.
Composición de Homme con un inicio calmo blues que eleva su ritmo a mitad de pieza con clásicos riffs de metal.
Todo ello con envoltorio de lisergia.


Uno de los mejores cortes de “Blues For a Red Sun” es “50 Million Year Trip (Downside Up)”.
Es una canción de casi seis minutos escrita por Bjork con Garcia afirmando que sueña, que corre (no puedes detenerme), que nunca te olvidará…
Es una lucha contra el miedo con rápido guitarreo, percusión tribal y voz airada en desarrollo prog-metal.
Crea texturas de interés al variar el sonido a una psicodelia blues estilo Jimi Hendrix con repiques jangle en un outro progresivamente más limpio, casi a lo Cream.
Gran desarrollo.




Homme es el autor de “Thong Song”, la canción del tanga que hace afirmar a John Garcia que odia las canciones lentas.
Sin cerebro, sin zapatos, pelo largo. Solo tangas y nihilismo.

“Thong Song” es en su mayoría una canción lenta.
Tiene su gracia pero resulta monótona con una estructura grunge.
Aburre, es el corte más flojo del LP, aunque no está mal su tramo final.



De Homme es también el instrumental “Apothecarie’s Weight”, un blues psicodélico de sonido denso, potente, con intro suave, que podría rasguear Hendrix.

Más instrumentales.
Ahora “Caterpillar March”, de Brant Bjork.
Dura menos de dos minutos y de nuevo es una mezcla de fibroso blues y acid rock a lo The Jimi Hendrix Experience.

Otro de los grandes temas del álbum es “Freedom Run”.
Más de siete minutos de atmosférico acid rock con base progresiva.
Atmósfera, paranoia, letárgico en esencia instrumental (hay poco texto)… García pide libertad, correr libre… en una mezcla épica, vibrante, catártico, entre nombres esenciales del rock como Uriah Heep, Budgie, Led Zeppelin y Black Sabbath.
Fenomenal corte escrito por Josh Homme.



También es Homme el autor de “800”, instrumental ácido garajero de un minuto y medio con aahhss que podrían servir para una secuencia de una película de serie B con secta gnóstica y/o culto religioso.

Todos bajo el sol.
800.
1000.
Los que sean.

Josh, brillante en lograr diversos sonidos guitarreros, compone “Writhe”, una pulla-sátira a la pose rock, metalera… parece que todos quieren cantarle a Satán…
Es una estupenda canción blues psicodélica con piano y con un García relajado, tranquilo, acompañado por armonías lisérgicas en el estribillo.




John y Josh co-escriben los 55 segundos de “Capsized”, un instrumental relleno acústico, folk a lo LedZep.

Bjork y Homme son los autores de “Allen’s Wrench”, título de herramienta en modo rápido garage punk.
Como si los Stooges colaborasen con los Black Sabbath de “Paranoid”.



El único corte escrito por Nick Oliveri es “Mondo Generator”, uno de los momentos más experimentales de este notable disco.
Son seis minutos de acid hard rock con la voz distorsionada del propio Oliveri en modo angustia, caos, confusión, distopía… ¿quién te ha llevado allá?, ¿quién ha dicho esto?…
La atmósfera de confusión enajenada es absorbente y un ejemplo espléndido de stoner, acid jam con solo space rock.

Magnífico… y encima le añaden un “Yeah”.
Pues sí.

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