• Por Antonio Méndez

Crítica

Matthew Sweet ha legado excelentes discos power pop, es decir pop guitarrero influenciado por las melodías y armonías de los 60 (si es pop guitarrero sin tal influencia 60’s no tendría que ser etiquetable como power pop y confundir al personal) que fueron prorrogadas en su esencia por los primeros conjuntos power pop de los 70, tipo Big Star, Badfinger o Raspberries.

La primera escucha de este disco te deja bastante frío. Indiferente. Suenan bien las guitarras, recupera a Richard Lloyd, lo que no está mal. La voz de Matthew es la de siempre. Se aprecia el cuidado en las melodías y armonías vocales, pero el conjunto no llega demasiado. A la tercera escucha, como suele ser habitual en estos talentos melódicos, ya todo cambia, las canciones que en un principio parecían insulsas se convierten en piezas radiantes con estribillos adictivos y melodías luminosas. Estamos ante un gran compositor pop, y como tal su primer objetivo es cuidar las melodías, las voces, los ritmos, los arreglos que embellezcan tal beldad melódica.




Los textos ligeros se supeditan a tal objetivo, con narraciones sencillas de relaciones rotas e imágenes lisérgicas de soles y vuelos en libertad. Quienes no posean sensibilidad pop jamás podrán valorar este álbum u otros de corte parecido.

Los Beatles, obsesión para cualquier compositor power pop, son la principal inspiración para “Time Machine”, un tema psicodélico con sonidos grabados al revés, armonías vocales y agradable mezcla climática final de sus estupendas líneas melódicas con arreglos de cuerda.

En “Room to Rock” suenan distorsionadas las guitarras para una dinámica canción power pop que mezcla a Tom Petty con The Knack, mientras que en “Byrdgirl” nos regala un medio tiempo folk-rock con guitarras repicantes y armonías vocales byrdsianas.




“Flying” es un corte garajero-psicodélico con un fenomenal riff guitarrero que evoca a los Beatles del “Revolver”.

“Feel Free” se inicia con una combinación de piano y percusión tribal en tempo lento en un progreso melódico de altura con deliciosas armonías expresando el estribillo libertario.

La distorsión guitarrera retorna con “Let’s Love”, corte psicodélico con reflejos de varias de sus principales referencias como compositor (Beatles, Big Star, Neil Young…)




“Sunshine Lies”, con armonías vocales de su buena amiga Susanna Hoffs, Sweet mantiene el ambiente lisérgico 60’s ahora con un enfoque más sunshine pop.

En “Pleasure Is Mine” las guitarras tienen un inicial carácter más “bluesy”. Es un cálido medio tiempo con buen trabajo en la sección rítmica, en la que se encuentra Ric Menck, batería de los muy aprovechables Velvet Crush.

Con “Daisychain” retorna el power pop. Los Big Star, Beatles, Beach Boys, Raspberries… se encuentran en una de las piezas más luminosas del disco.




En “Sunrise eyes” incluso hay trazas de bubblegum-glam-rock, “Around You Now” es un medio tiempo jangle pop con armonías a lo Fab Four, y “Burn Through Love” demuestra con talento su potestad en la escritura de pop poderoso.

El disco se cierra con la pieza lenta “Back of My Mind”, canción memorativa en donde asoma de nuevo la percusión tribal antes de hacer volver a mostrar su admirable artesanía en la construcción melódica.

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