• Por Antonio Méndez

panda-bear-meets-grim-reaper-albumCrítica

En plan película de serie B de terror de los años 60, Noah Lennox, el miembro de los Animal Collective, se enfrenta como Panda Bear a la muerte en este álbum que ofrece lo de siempre en este pretencioso autor: envolventes, “enloopadas”, sutiles composiciones pop psicodélico-experimentales con múltiples atavíos electrónicos y deudas por el Brian Wilson más lisérgico, el Aphex Twin más tecno ambient, el funk, el space rock, el rock progresivo…

Su quinto álbum en solitario es el primero que graba en Domino Records y el segundo co-producido junto a Peter Kembler, el componente de los Spacemen 3 que se acredita como Sonic Boom.




Se abre con “Sequential Circuits”… coge sólo lo que necesites, nada más, las semillas se convierten en árbol… Flujo de conciencia, onirismo, tono relajante con sonido acuático, voces ululantes… quiero más, quiero más… Lisergia caleidoscópica de grata atmósfera.

Se autocita en “Mr. Noah”… el señor Noé… y crea una imagen de perro mordido… No quiero salir de la cama, sólo saldré si existe una causa justificada… Mezcla original con la usual orientación mantra y un océano de efectos sónicos en una especie de psicodelia espacial con influencia krautrock, bases rítmicas hip hop, y lugar para la pose ansiosa y la nadería absurda. Tiene cierta gracia… Para mover el piecito.



panda-bear-grim-reaper-criticasEl medio minuto de interludio instrumental “Davy Jones’ Locker” parece inspirado en un combate de espada de “La Guerra De Las Galaxias”.

Panda se pone en plan crooner con “Crosswords”, pop en tempo lento que samplea un tema de los Soul Searchers, grupo funk y soul de los años 70. El corte posee elegancia en un enfoque de aburrida convención.

“Butcher Baker Candlestick Maker” se pierde líricamente entre oficios varios, un perro con una pierna rota, una bolsa vacía… Como un Brian Wilson en plan pop lounge con acompañamiento latino. A pesar de aciertos melódicos y riesgo en los arreglos, la iteración de Lennox, y cierta falta de enfoque con disfraz de collage experimental, termina menguando el interés y el impacto emocional de este proyecto.


Uno de los mejores momentos del disco es “Boys Latin”… las bestias no tienen un segundo para pensar, llegan las nubes oscuras… Intro tecno industrial al estilo Depeche Mode antes de que se escuche unos brillantes juegos vocales en plan coral de iglesia. Bases de soft pop psicoexperimental tipo Beach Boys o Curt Boettcher. Excelente atmósfera.

Siete minutos dura “Come To Your Senses”, autocomplaciente mejunje de hip hop, pop experimental, space rock, ambient, funk… ¿estás loco? Claro que sí. Pesada cópula entre Daft Punk y Captain Beefheart.

“Tropic Of Cancer” podría recrearse en ambientes de Henry Miller pero lo que hace es servirse de la música clásica de Piotr Tchaikovski.
Seis minutos prog rock, art pop, configurando una atmósfera sobre pérdida, sobre muerte…. No volverás.
Apreciable.

Sonido de videojuego en otro interludio, “Shadow Of The Colossus”, la pieza previa a “Lonely Wanderer”, otra canción art pop de expresión dulce y herencia clásica… Claude Debussy… con ardiente sintetizador y algún toque oriental… Recuerdos y consecuencias de actos… ¿Qué has hecho, qué has dicho? ¿Mereció la pena?




Memorias portuguesas en “Príncipe Real”, ecos acid house en un atmosférico, repetitivo, tema psicofunk de voz lánguida y pretensiones hipnóticas que es engullido por su fatuo concepto instrumental.

Ahora es Richard Dawkins el que inspira “Selfish Gene”, híbrido entre OMD y Brian Wilson en monótona reflexión sobre transformaciones y tropezones. “Acid Wash” termina el álbum con otra coral de cariz religioso y sobreproducción. Pop glitch con ritmo de marcha. Pomposo.

Mucha ambición sobre recursos muy redundantes.

Puntuación

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