Crítica

Uno de los mejores discos de Stone Temple Pilots, banda californiana con el estupendo frontman y vocalista Scott Weiland al frente que comenzó su andadura en el movimiento grunge a principios de los 90 a la estela de otros nombres punteros del género como Nirvana, Pearl Jam o Alice In Chains.

Lejos de ser inmovilistas, supieron ensanchar con acierto su música hacia sonidos psicodélicos, pop y hard rock sin perder una base grunge.




Tal hecho ya se comprueba en este recomendable trabajo compuesto por Weiland junto a los hermanos DeLeo, Robert (bajista) y Dean (guitarrista).

Con producción de su habitual colaborador Brendan O’Brien, el álbum contiene una elevada inspiración melódica, pujantes ritmos, efervescentes guitarras con potente distorsión y cortes tan espléndidos como la pieza acústica “Pretty Penny” (que mezcla el folk con la psicodelia) o las memorables “Vasoline”, “Interstate Love Song” y “Unglued”, tres temas de perfecta construcción rock y estribillos penetrantes.