• Por Antonio Méndez

death-cab-for-cutie-kintsugi-albumCrítica

“Kintsugi” es el octavo álbum de Death Cab For Cutie, proyecto liderado por Ben Gibbard que perdió un importante miembro en medio de la grabación, el guitarrista Chris Walla, dedicado también a los arreglos y la producción de los anteriores discos.

El responsable de la producción de este álbum fue Rich Costey, colaborador de bandas como Muse o Interpol.

Gibbard rompió hace poco con su ya exmujer, la actriz Zooey Deschanel, y muchos de los temas escritos para este trabajo reflejan emociones en torno a su divorcio, por ejemplo la apertura “No Room In Frame”… estaremos solos aunque estemos con otra persona, ya no hay espacio para dos… Medio tiempo pop elegante, sensible, dulce, con una interesante progresión rítmica y melódica, y con la capacidad de este grupo estadounidense para crear atmósferas melancólicas, ricos arreglos con equilibrio en donde cabe el jangle pop, el post-punk, el folk, el soft rock, el dream pop… y textos de calado literario.

Uno de los cortes más sobresalientes es “Black Sun”. Envolvente riff, marcador rítmico de un sofisticado pop-rock con tramo guitarrero fuzz noise… hay esperanza en la desesperación, belleza en el fracaso, whisky en el agua… Ruptura con esperanza aunque toda la ilusión, todos los planes de pareja se hayan ido a la mierda.

“The Ghosts Of Beverly Drive” es como un cruce entre U2 y The Cure con destacado trabajo de la sección rítmica y buen texto de Gibbard.

El comienzo de “Little Wanderer” nos remite al “Strangelove” de los Depeche Mode antes de progresar en una canción estilo U2. Amor a distancia a través de Internet, a través de mensajeros… No te localizo. Buen estribillo el de este pop-rock de mediana entidad.

death-cab-for-cutie-kintsugi-foto-critica“You’ve Haunted Me All My Life” es una balada acústica, romántica, íntima… todavía intento hacerte mía… sobre amor no correspondido, amor idealizado. No es que apasione, más bien todo lo contrario, pero hay cierto gusto en los arreglos más allá de la guitarra acústica.

No huyas, no llevo armas… mi amor, no te escapes… “Hold No Guns”. Aburrida balada folk con Ben Gibbard intentando remedar a Paul McCartney.

“Everything’s A Ceiling”… agujero, vacío, entre amantes en proceso de separación… Mezcla de escaso interés, templadita, entre el pop rock de Coldplay y Paul Simon.

A bailar con “Good Help (It’s So Hard To Fin)”, una rítmica canción con influencias funk y new wave que no queda mal entre tanta balada y medio tiempo.

Búsqueda de “El Dorado”. Esta canción es sin duda uno de los mejores momentos del álbum, en especial por la magnífica parte melódica de… and I tried to be kind for you, oh i’m trying to be kind for you… y sus arreglos con el contraste entre el dinamismo rítmico en la percusión con guitarras jangle, reverb, y la laxitud, melancolía vocal dream pop/sunshine pop.

La atmosférica “Ingenue” es más experimental con herencias mantra psicodélicas, de Radiohead, del post-punk… la,la,la… y la balada con piano “Binary Sea” es un cierre pesado en tempo lento sobre esperanza de mejora, de felicidad, esperanza que le llevó a Gibbard a titular el álbum con la palabra japonesa “Kintsugi”, recomposición dorada, reparación del dolor, muestra del daño para lograr superarlo y transformarse.

Disco típico de Death Cab For Cutie pero con cortes menos instantáneos y memorables que en trabajos previos.

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