Crítica
Courtney Taylor-Taylor continúa en la brecha muchos años después de sus pelotazos con los Dandy Warhols, “Not If You Were The Last Junkie On Earth” y, sobre todo, “Bohemian Like You”.
En “Why You So Crazy” crea un disco variado en estilos, de fácil escucha, melódico, con dosis de su habitual sentido del humor.
La corta apertura, 40 segundos, es un homenaje a Fred Astaire y Ginger Rogers… flotando en el cielo, las estrellas brillan en “Fred N Ginger”. Courtney en plan George Gerswhin.
“Terraform” posee un ritmo robótico con voces dobladas en susurro. Tecno new wave oscuro… visualizo desiertos, es mi hogar, todo dentro del vacío.
La teclista Zia McCabe canta la animosa “Highlife”, un country rockabilly optimista a pesar de la ruptura… voy a vivir bien hasta que me muera, me da igual que me dejen, que la gente diga lo que quiera; la vida es muy corta para no divertirse. A lo Southern Culture On The Skids.
“Be Alright” es un corte con influencias garajeras, new wave y psicodélicas… podría morir ahora y me daría igual, estoy bien, estamos bien. Gustará a quienes disfruten del sonido de los primeros discos del grupo.
En “Thee Elegant Bum” escriben un elegante medio tiempo pop de nueva ola con pegadizo ritmo que fusiona lo hispano con el funk.
La balada “Sins Are Forgiven” es un remedo de Johnny Cash que les lleva al country folk. Pocas variantes para entusiasmar.
Otro corte lento, “Next Thing I Know”, tiene una atmosférica introducción de un par de minutos de sintetizador en un desarrollo space rock psicodélico con pandereta.
“Small Town Girls” es un relleno que lleva a la Velvet Underground al folk rock.
… estoy eléctrico, estoy vivo, compartiremos una rama de olivo… Todos a misa con “To The Church”, tempo lento, sombrío, con toque industrial, que recuerda al David Bowie de Berlín.
“Motor City Steel” es otra pieza con deudas country, aquí con la ciudad de Detroit como fondo y la historia poco interesante de Ricky y Travis. Lineal, repetitiva.
“Forever” es un psicopop sofisticado, sombrío, de nuevo con ecos de Bowie y con trazos de Depeche Mode.
Cierre con el instrumental “Ondine”, seis minutos con Zia tocando piano clásico. Pues muy bien.