• Por Antonio Méndez

monks-black-monk-time-critica-reviewCrítica

The Monks fue una banda rock de estadounidenses establecidos en Colonia, ciudad alemana en la que estaban cumpliendo el servicio militar.

Antes, con influencias rockabilly, surf, R&B y beat, se hacían llamar The Five Torquays, nombre con el que grabaron el single “Boys Are Boys/There She Walks”

La primera canción de ese single, un rítmico R&B, fue convertida en “Boys Are Boys And Girls A Choice” en este LP con un sonido más agresivo.

Producidos en Polydor por Jimmy Bowien, cambiaron su nombre al de The Monks, se vistieron de trajes negros y se hicieron la tonsura típica de los monjes para grabar un sonido visceral, crudo, minimalista, proto-punk… editando en el año 1966 un álbum de culto dentro del garage rock 60s, este “Black Monk Time”.

El disco, de portada igualmente minimalista, se abre con “Monk Time”, canción con su cantante y guitarra Gary Burger presentándose y comenzando a despotricar contra las guerras, contra Vietnam, no le cae bien James Bond y no quiere bombas atómicas.

Tempo frenético, voz áspera, disonancias, tono obsesivo, riffs afilados.




monks-banda-garage-critica-review-alohacriticonEsto no es solo proto-punk, también es proto-psychobilly…

A destacar, como en todo el álbum, el trabajo en el órgano de Larry Clark.

En “Shut Up”, con la machacona percusión de Roger Johnston, cantan en armonía sobre un mundo de mentiras, falsedades por todos lados, un mundo lleno de preocupaciones, un mundo de tontos que se creen listos.

Fue versionada, como otras de este álbum, por el grupo The Fall.

La citada “Boys Are Boys And Girls Are Choice” es mucho más movida que la grabada en su anterior etapa, rockabilly, surf, garage rock, con encadenado de solos de órgano y guitarra.

“Higgle-Dy-Pigge-Dy”… de camino al cielo.
Es una canción de contundencia instrumental, con ecos de Bo Diddley en el ritmo y un cántico en plan indio en consonancia con el tempo tribal.

Proto-noise con fuzz.



En “I Hate You” afirman odiarte con pasión… pero llámalos.
Misantropía garajera, acordes simples, rotos, voz de maníaco, tempo lento.

Los Fall también versionaron “Oh, How To Do Now”, con órgano a lo ? & The Mysterians.

Ritmo ágil con envolvente sonido, fondo mantra, latigazos guitarreros, solo de órgano y falsete para acentuar la obsesión, la ansiedad de… quiero hacerte mía, he esperado mucho tiempo.




“Complication” podrían grabarla en su época los Troggs.
Catarsis psicogaraje con reproches y texto repetitivo, incluido el redundante papapa… la gente llora por ti, la gente mata por ti.

La versionó Jon Spencer con la holandesa Solex.

En “We Do Wie Du” Gary sabe que va hacer el amor.
Fenomenal.

Es más limpia que otras piezas y recuerda a los temas de baile que se ponían (ponen) de moda, tipo twist, con pop vocal y pasitos para aquí y para allá.

Pegadiza, simple, está entre lo más flojo del álbum.

Más concepto fiesta-coña en “Drunken Maria”, dance punk con la borracha María incapaz de despertar.
Levántate, no bebas más.
Es un medio tiempo con un destacado solo de órgano de Clark.

Su influencia surf se evidencia en “Love Came Tumblin’ Down”, tema romántico (a la manera de los Monks) con voz dulce en plan crooner beat, tambores en plan guerra sioux, redobles y dinámicos chispazos guitarreros.


“Blast Off!!”.
Es una psicodelia surf plausible, con trémolo, órgano robótico, mucho ritmo y resonancias del “Batman” de Neal Hefti.

Es casi un instrumental al margen de la cuenta atrás y el “despegue”.

En la última canción de este tiempo del monje negro, “That’s My Girl”, Burger ve a una chica… qué buena está, que suerte tiene el tío que va a su lado… ¡pero si es mi novia!

Infidelidad cómica a ritmo rockabilly con zumbido guitarrero garage rock y agitada batería.
Intenso final.

Grupo singular para escuchar junto a los discos de Sonics.

Puntuación

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