Crítica

Novela histórica de Brooks Hansen, que en este “Los monstruo de Santa Elena” narra el exilio en la exótica isla atlántica que da título al libro de una de las figuras históricas más relevantes del fin del siglo XVII e inicio del siglo XIX, Napoleón Bonaparte, desterrado de su país en 1815 tras pasar previamente por la isla de Elba y retornar a Francia para el gobierno de los Cien Días, culminado con la derrotada en Waterloo.

Hansen, en una fabulación ficticia más que crónica histórica, exhibe un dominio notorio del lenguaje en prosa, en especial en las bellas descripciones del lugar isleño, de la época histórica y de sus habitantes en interacción con Napoleón, visto en principio como un demonio blanco por los nativos.

La singularidad de la historia (basada en una relación auténtica) se establece en base a la amistad surgida entre una adolescente llamada Betsy Balcombe y el añoso dirigente galo, lo que da lugar a un perfil de personajes rico pero vago, y una relación que podía ofertar interés pero que cae en lo superfluo cuando no en lo aburrido.

Al margen de tal amistad de personajes tan disímiles como planos en un escenario incomunicado que vincula fluidamente en su naturaleza aislada a todos sus personajes (includa la propia isla), el libro somete mucha de su esencia a una subtrama de escaso interés con el noble Fernando López como protagonista, parte física de un diverso mosaico social con buenos apuntes pero marrado en su conjunto por una insipidez no acorde con la meritoria narración.