• Por Antonio Méndez

edgar-allan-poe-diablo-campanario-criticaSinopsis

En el aislado pueblecito holandés de Vondervotteimittis nada ha cambiado desde su origen. Sus habitantes, vestidos igual, se dedican a contemplar las tallas de relojes y coles mientras residen en viviendas idénticas, con su jardín y su camino circular, su reloj de sol…
El gran orgullo del lugar es el gran reloj del campanario del ayuntamiento, ubicado encima del salón de sesiones del Consejo de Vondervotteimittis.
La rutina de sus habitantes cambia cuando hace aparición en el pueblo un extranjero vestido de forma extraña y portando un violín que se sitúa en la torre del campanario… ¿Qué querrá hacer?

Crítica




edgar-allan-poe-diablo-en-el-campanario-reviewEste es uno de los cuentos humorísticos que creó Edgar Allan Poe, en este caso en el año 1839 y para el Saturday Chronicle And Mirror Of The Times de Filadelfia.

El texto mezcla sátira social e ironía en una narración en tercera persona con un dominio magistral de la descripción, destacando las fisonomías de sus singulares personajes y la arquitectura del lugar.

El narrador es un testigo anónimo de los acontecimientos y el protagonista un travieso diablillo, con casaca ajustada y medias negras, que convierte la monotonía cuadriculada de Vondervotteimittis en un pandemonio que modifica, simplemente con el sonido de una campanada más de lo habitual, el ánimo de sus habitantes, orondos hombres y mujeres siempre con un ojo en el reloj, en el tiempo, en lo que sucede y lo que se espera de uno en el momento adecuado. Mientras tanto comen siempre chucrut y carne de cerdo.




Poe satiriza el colectivismo, el individuo convertido en masa y sometido a normas estúpidas por parte del “consejo”, de los políticos, en este caso mandatarios que afirman que nada tolerable existe fuera del pueblo, que no hay que modificar rutinas y que juran fidelidad a… relojes y coles.
Ricículo.
Los símbolos de colectivización por el hombre masa… marchemos en masa y restauremos las cosas, uniformizados, rígidos de ideas, vestimos y pensamos igual.

Una proto-distopía en ambiente de apariencia utópica
… valle idílico, fumo en pipa, luzco el sombreros de tres picos y las medias rojas de lana, las coles esculpidas por doquier, todo perfecto…
pero con la existencia siempre pendiente del tiempo, de un orden artificioso; y sin la individualidad deseable en un espacio de libertad.

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