• Por Antonio Méndez

gary-numan-pleasure-principle-album-portadaCrítica

Lograda cierta resonancia con los Tubeway Army, el británico Gary Numan (de apellido real Webb), acompañado por miembros del citado grupo, lanzó su carrera en solitario con este disco, “The Pleasure Principle”, un importante álbum tecno/new wave de herencia Kraftwerk en un escenario extraño, frío, surreal, oscuro, futurista.

Editado en el sello Beggars Banquet con producción del propio Numan, el disco se abre con “Airlane”, un instrumental de atmósfera espacial que evoca una danza robótica.

“Metal” tiene un riff pegadizo de sintetizador, redundante, con Gary adoptando el punto de vista de un ser cibernético… soy real, como tú… aprenderé a ser humano… en tono inquietante, paranoico, de confusión; con un concepto rítmico en plan marcha de ejército de máquinas en distopía, de irrealidad y alienación.
Chris Payne combina sintetizadores con Gary.




Un piano suena junto al atmosférico sintetizador en la intro lenta de “Complex”, pieza corta con una evolución casi de pop barroco y voz doblada con una buena melodía en tono triste… por favor, no dejes que mienten, no permitas que me vean.
A destacar el uso de violín por parte de Billy Currie (Ultravox).

gary-numan-pleasure-principle-critica-discos-alohacriticonEn “Films” a Numan no le gustó la película, no le gustó la fotografía, los escenarios… Pero le gustaron los actores.
Es un medio tiempo mantra-tecno, con protagonismo para la batería de Cedric Sharpley y mareas de sintetizadores con puntual latigazo en modo percusión, y con el cine como alegoría pesimista de la vida urbana en sociedad… Apaga la luz, apaga el sonido.

El ritmo de la anterior pieza, y el tono, se remedan en “M. E.”, canción post-apocalíptica con, de nuevo, Gary dando voz a una máquina… No queda nadie para morir. Tiene un fenomenal tramo instrumental.
Tecno con influencia clara de los citados Kraftwerk.

Otro piano en “Tracks”, tema que comienza como balada llena de preguntas, ¿dónde están las pistas, las vías, el tiempo, las líneas?, y agita su ritmo en las consecuentes afirmaciones con variantes de interés en una duración de menos de tres minutos.


“Observer” es una canción de fácil bailoteo por su contagioso y repetitivo riff tecno con tramos sincopados.
Introducción larga instrumental y alienación contemplativa. Ver, observar el mundo.

Más de siete minutos dura “Conversation”, medio tiempo elegante, relajante, con un ritmo hipnótico que recuerda al “Time Of The Season” de los Zombies, un texto peculiar minimalista en clave robótica, tramo de violín… mi conversación no es más que mentiras…

El gran éxito del disco, y de la carrera de Gary Numan, es “Cars”, alienación dentro del coche… aquí, encerrado en mi coche, es la única forma de vivir… tecno robótico-funk con fenomenales arreglos, pegadizo ritmo, estupenda melodía, envolvente atmosféra.

Cierra Numan el disco con “Engineers”, pieza que incide en máquina y futurismo traspasados por electrónica.
Aquí incluso con émulos de pajarillos sobre un machacón sonido, teclado y batería, que acentúa la paranoia. Dedo, tecla, dedo, tecla, dedo, tecla.

Puntuación

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