• Por AlohaCriticón

historia-de-dos-ciudades-colmanDirección: Jack Conway.
Intérpretes: Ronald Colman, Elizabeth Allan, Edna May Oliver, Basil Rathbone.

Película basada en una novela de Charles Dickens (“Historia De Dos Ciudades”, Editorial Bruguera).
Con guión de S. N. Behrman (“Quo Vadis”, “Yo y El Coronel”) y W. P. Lipscomb (“Pigmalión”, “Los Miserables”).

Sinopsis

Una joven inglesa llamada Lucie Manette (Elizabeth Allan), que ha perdido a su madre y piensa que su padre, el Dr. Manette (Henry B. Walthall), también ha fallecido, recibe la grata noticia de que su progenitor ha escapado de la prisión de la Bastilla y se encuentra escondido en una taberna de París regentada por Ernest Defarge (Mitchell Lewis) y su esposa (Blanche Yurka), un matrimonio que prepara una rebelión popular contra la tiranía de la aristocracia gala.
Lucie viajará hasta la ciudad francesa para hacer que su padre retorne a Londres.

Crítica




historia-de-dos-ciudades-foto-criticaAdmirable adaptación de la novela de Charles Dickens, producida lujosamente para la Metro por David O. Selznick y dirigida con maestría por Jack Conway (“Mi Marido Está Loco”).

La interpretación del gran Ronald Colman es uno de los mayores atractivos de esta conocida historia ambientada en el París y Londres del período revolucionario francés.

Además de la actuación de Colman en un personaje alcohólico en frustración vital, sin hogar, sin amor, de un gran talento solapado por la locuacidad de su jefe y lleno de romántico sacrificio, lo mejor del film es la dirección de Conway, enorme en su descripción emocional y ambiental, efectiva en el uso del montaje, sabia en sus movimientos de cámara, majestuosa en el manejo de las escenas de masas, alcanzando un punto culminante en la impresionante secuencia de la toma de la Bastilla, en la que Conway fue ayudado como directores de segunda unidad por gente del talento de Val Lewton o Jacques Tourneur convirtiendo el hecho histórico en una lección de cine.




Esta historia de injusticias y venganzas, que contiene además varios de los juicios mejor filmados en toda la historia de la pantalla grande, demuestra que la invocación del odio como mecanismo de depuración de una nefasta situación es de nula utilidad para la construcción de una próspera e ideal convivencia en sociedad.

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Jack Conway
Ronald Colman
Elizabeth Allan
Basil Rathbone