• Por Antonio Méndez

jezabel poster cartel criticaDirección: William Wyler.
Intérpretes: Bette Davis, Henry Fonda, Fay Bainter, Margaret Lindsay.

Con guión de Robert Buckner (“Yanqui Dandy”), Abem Finkel (“El Sargento York”), John Huston (“Sucedió En París”) y Clements Ripley (“El Conquistador”).

Sinopsis

Luisiana, Nueva Orleans, año 1852.
Julie Marston (Bette Davis) es una joven rebelde prometido a Preston Dillard (Henry Fonda).
La pareja se rompe cuando Julie aparece vestida de rojo en un evento que obliga el vestido blanco. Esa acción no es bien vista por la familia conservadora de Preston.

Crítica




La actuación de la gran Bette Davis (ganadora del Oscar por la película) es lo más destacado de este drama de época producido por la Warner.

jezabel-bette-davis-critica-reviewFue dirigido por William Wyler, quien adaptó una obra teatral escrita por Owen Davis, con John Huston como uno de sus guionistas.

La historia, siglo XIX y contexto sureño y bélico, maneja motivos parecidos en torno a un personaje femenino a lo que ofrecería la Metro un año después adaptando a Margaret Mitchell en la superior “Lo Que El Viento Se Llevó”.

Tenemos como eje de la historia de amor autodestructivo, de egoísmo… a una mujer fuerte, de carácter independiente, casi en plan femme fatale; no faltando cuestiones sociales de la época, agitaciones emocionales colectivas y una evolución romántica con suficiente tensión.

Su historia melodramática con una trama de interés menguante, personajes menores (a excepción de Bette) y enfoque académico, sobresale, junto a algunas interpretaciones (Bette Davis, Fay Bainter), por el trabajo de producción y atmósfera, en especial su dirección artística y su vestuario.

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Bette Davis
Henry Fonda


“Jezabel” consta de un argumento salpicado de amor, celos, orgullo, pasión y los habituales conflictos entre el Norte y el Sur de los Estados Unidos de la época.
Con el terror de la fiebre amarilla como trasfondo, la labor artesanal de Wyler, con su magistral modo de guiar todos los planos hasta colocar la historia en el punto exacto del clímax, se nos presenta una gran historia de amor entre la rebelde y carismática Julie Marsen (Bette Davis) y el apuesto y luchador Preston Dillard (Henry Fonda), frustrada por los continuos caprichos y exigencias de ella.

jezabel-bette-davisLa relación se romperá definitivamente al presentarse Julie en un baile de sociedad vestida de rojo, hecho que escandaliza a todos porque, según la tradición, debía vestir de blanco. Esto supone un gesto de venganza hacia su prometido por no hacer lo que ella deseaba, provocándole un ridículo que termina por escapársele de las manos, ya que él la abandona y se marcha a Nueva York para prosperar en su trabajo como banquero, mientras que ella se queda en el Sur, abatida y deshecha, esperando que algún día vuelva.

Y volvió ,vaya que si volvió, pero recién casado.




Melodrama sureño, muy al estilo de “Lo Que El Viento Se Llevó” (1939), pero sin llegar al nivel de esta obra maestra del séptimo arte.

Ganadora de dos Oscars, uno para la siempre genial Bette Davis y otro para Fay Bainter como mejor actriz secundaria.

Bette borda el papel de mujer dominante y temperamental, al igual que lo era en la vida real. La escena en la que su antiguo amor le presenta a su mujer resulta sublime. No hay palabras para describir la cara de Bette en ese momento.

Henry Fonda tiene aquí un papel muy poco agradecido, ya que encarna a un hombre frío y bastante hierático que no se conmueve ante la pasión de Julie.

Entre las anécdotas del rodaje cuentan que William Wyler le hizo repetir a Fonda una misma toma hasta cuarenta veces y,cuando él se volvió, harto ya de reiterar siempre lo mismo, le preguntó: ¿Qué quieres exactamente que haga? -el siempre perfeccionista Wyler le soltó con tranquilidad:” Sólo que lo hagas bien de una vez”.

La siempre excelente labor en la música de Max Steiner ayuda a crear el ambiente intenso que exige este film, cuya escena final, con el primer plano del fuego y la incertidumbre de qué pasará con los protagonistas, deja la puerta abierta a la imaginación del espectador.

La presencia de Bette Davis es decisiva a la hora de valorar este título, convirtiéndola Wyler en su actriz fetiche, ya que ambos trabajaron juntos en otras dos películas,”La Loba” y “La Carta” (ésta la rodaron justo después de que Bette no leyera a propósito la carta en la que Wyler le proponía matrimonio), viviendo también una apasionada y tormentosa historia de amor, la cual, al igual que sucede en este film, fracasó por el carácter de la Davis.

Al margen de esto, Wyler supo sacar lo mejor de Bette, puliendo su talento descomunal y ofreciéndonos en sus películas conjuntas algunas de las mejores interpretaciones de todos los tiempos.

Inma del Moral Ramos




jezabel

Uno de los mejores melodramas del director William Wyler, cuyo personaje principal se ve impregnado por una actitud caprichosa casi reglamentaria dentro de las películas de dicho director.

Aquí tratamos la historia de una mujer que no dejará partir a su prometido, aún cuando él ya le haya dejado.

La película, basada en una obra teatral del mismo título escrita por Owen Davis, cuenta con una Bette Davis formidable, enorme en cada plano, lustrada y ataviada con enormes vestidos y una actitud poco normal para una mujer que debía vestir de blanco en ciertos eventos, comportarse como toda una “dama” en cuestión de subyugarse ante su futuro marido, en efecto, la trama del filme nos habla de una mujer transgresora en Nueva Orleáns del año 1852, donde la feminidad sureña se veía sumergida en una cuestión cultural que involucraban tradiciones y restricciones siempre vinculadas con el sexo masculino.




El personaje que interpreta Bette Davis es trasgresor y provocativo, pero a la vez, es sumamente astuto y precavido, en el filme de Wyler se abre una brecha entre la supuesta feminidad desprovista de algún armamento y la mujer que siempre puede provocar un enfrentamiento, la protagonista sabe lo que su simple presencia puede o no suscitar, de algún modo es una “femme fatale” que busca su propio bien sin importar a quién deba aplastar.

No obstante, a pesar de dicha pulsión liberadora, el guión encuentra un magnífico equilibrio entre la pulsión y la contención, ya que el ejercicio narrativo empleado por los guionistas Abem Finkel, Clements Ripley y John Huston no es arrebatado ni vulgar, más bien se maneja con un tono clásico dentro de los melodramas de Hollywood, pero llevado con una suprema elegancia que ayuda al desenvolvimiento de sus personajes con un poder obsesivo que yace ahí latente y que el espectador siente cual bomba de tiempo.


También existe una crítica dentro de las jerarquías sociales, donde los ricos son personas acaudaladas con un margen de infelicidad marcado por su falta de amor e incomprensión dentro de su mismo grupo.

En “Jezebel”, el director nos habla de un rol y un sistema social que beneficia pero a la vez oprime y destruye, remarcando que existen ciertas costumbres tan elegantes como arcaicas.

Quizá uno de los pocos problemas con los que carga la producción es su falta de ahondamiento en algunos personajes secundarios, y de otros que se encuentran ahí sólo para remarcar lo obvio; aún con ello tenemos en el reparto a Henry Fonda y George Brent con una presencia masculina más que complementaria, necesaria.

Así, William Wyler dirige una película que atrapa al espectador no sólo en una época, sino también en la mente de sus personajes, exponiendo distintas ideas que nos hace preguntarnos ¿cuál es la actitud más civilizada dentro de la trama?

Lucio Rogelio Avila Moreno

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