Dirección: Arthur Lubin.
Intérpretes: Donald O’Connor, Patricia Medina, John McIntire, Ray Collins.
Con guión de David Stern (“Francis En Las Carreras”).
Sinopsis
Peter Sterling (Donald O’Connor), trabajador de un banco, cuenta a su jefe sus peripecias en la Segunda Guerra Mundial con Francis, una mula que habla y que le ayudó mientras estaba combatiendo en Birmania contra los japoneses.
Crítica
Este fue el inicio de una serie de fantasías cómicas de la Universal con la mula parlanchina del título como protagonista haciendo pareja con Donald O’Connor en casi todas, menos en la última, que dejó su puesto a Mickey Rooney.
La cinta es una comedia de guerra para todos los públicos rodada con bajo presupuesto y ambientada en tiempos de la Segunda Guerra Mundial.
Más oficina que guerra.
Todavía mantiene su gracia, en especial cuando entra en escena en su último tramo John McIntire como general interactuando con la “extraña pareja” formada por el torpe Donald O’Connor y la mula Francia, irónica y punzante en sus conversaciones.
La película, a través de un flashback, nos narra la peculiar historia de un subteniente y una mula que, sin saber por qué, solo parece querer hablarle a él.
Ni se explica porque habla ni falta que hace.
La historia transcurre con gags recurrentes y con el pobre O’Connor regularmente metido en un psiquiátrico a hacer cestos.
Lo que tiene el no caer en la convención.
Un joven Tony Curtis, en contrato con la Universal, aparece en algunas escenas como soldado; y Patricia Medina está desaprovechada en un papel con sorpresa final.
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