• Por AlohaCriticón

el metodoDirección: Marcelo Piñeyro.
Intérpretes: Eduardo Noriega, Natalia Verbeke, Eduard Fernández, Najwa Nimri.


Siete aspirantes a un alto puesto directivo se presentan a una entrevista de trabajo que dirimirá quien de ellos es el elegido.
Lo que no saben es que deberán someterse al método Gronholm, una experiencia que les llevará a interactuar entre sí y a sacar lo mejor y peor de su ser.

“El Método” es la nueva película del director argentino Marcelo Piñeyro, que salta las fronteras de su país tras títulos como “Cenizas En El Paraíso”, “Plata Quemada” o “Kamchatka”, para hacer su debut en el cine español.

La película se basa en la obra teatral “El Método Gronholm” de Jordi Galcerán, de gran éxito en las tablas y que ha sido parcialmente reformada en su adaptación a la gran pantalla, cambiando el tono de comedia de la obra original por uno más dramático y aumentando el número de personajes de la trama.
Lo que se ha mantenido es la idea de crítica feroz al mundo empresarial, la globalización y la alienación social.




Y es que la película nos narra las diferentes pruebas que deberán pasar los aspirantes al puesto de trabajo para poder llegar a ser elegidos. A través de diferentes arquetipos sociales (el pijo triunfador, el inseguro pelota, el cínico, la mujer calculadora…) se van desgranando diversas conductas, cómo cada uno de ellos recurre a sus particulares métodos para salir airoso y continuar adelante, aunque ello implique perjudicar a otro.
Todo ello implicará que los participantes, quien más y quien menos, se hallen constantemente en un juego de “deber ser”, en el que lo que más importa es la apariencia y el quedar por encima del compañero y/o rival.
De cualquier modo, la verdadera personalidad siempre acabará aflorando, quizá con un mayor descontrol, sin dejar resquicio a los sentimentalismos.

Hay que reseñar que, como se puede suponer, este es un film donde el diálogo es acción y la acción diálogo, con un argumento que se desarrolla casi por completo en un solo escenario. Sin embargo las diferentes conversaciones que tienen lugar son lo suficientemente interesantes para mantener la atención en casi todo momento.

La cinta recoge referencias a otros films sobre temática laboral como “Glengarry GlenRoss” o “Smoking Room”, así como “Doce Hombres Sin Piedad”, a la hora de recoger las diferentes formas de pensar de un grupo de personas encerradas en una sala.




Resulta encomiable el trabajo de Piñeyro tras la cámara, sabiendo dotar de ritmo a la trama, manteniendo siempre un aire de suspense que transmite al público la misma incertidumbre que sufren los personajes.

En lo que respecta al trabajo actoral, clave en este tipo de productos, hay que resaltar que nos hallamos ante unas ajustadas interpretaciones de su reparto, trufado de nombres conocidos en el actual cine español. Puestos a destacar, yo me quedaría con Eduard Fernández, uno de los mejores intérpretes del panorama patrio, en su papel de cínico sin escrúpulos.

También merecen resaltarse los trabajos de Pablo Echarri y Ernesto Alterio, en dos roles ambiguos muy bien resueltos.

En el capítulo de fallos, aparte de algunos momentos de menor interés (como la secuencia de los baños), hay que mencionar la deficiente manera de hacer notar los cambios de luz que tienen lugar para expresar el paso del día, demasiado bruscos y evidentes.

Con todo ello, nos queda una película bastante interesante, que critica algunas claves de la ley de la selva que es el mundo de las empresas y de lo que son capaces de hacer las personas para entrar en ese juego, aún a costa de alienarse y pisotear al prójimo.

David García

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Eduardo Noriega
Natalia Verbeke
Eduard Fernández
Ernesto Alterio
Carmelo Gómez

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