• Por AlohaCriticón

Son británicos, de Liverpool, pero sus influencias parecen provenir del acid-rock y el psico-garage americano de la segunda mitad de los 60.

En sus sonidos se reflejan ecos tanto de los 13Th Floor Elevators o los Count Five como de los Amboy Dukes, los Seeds o los Nazz.

“Do It” es el quinto álbum en estudio de esta banda compuesta unos músicos (al estilo Michael Jackson) pegados a mascarillas: el cantante y teclista Ade Blackburn, el bajista y vocalista Brian Campbell, el guitarrista y teclista Hartley y el batería y pianista Carl Turney. Veremos lo que depara su escucha.

De lo más destacado de este grupo psicodélico es su buen trabajo en atmósferas, que mezclan la melancolía oscura con el ambiente ominoso, bizarro, inquietante…

“Memories”, con una intro simulando a un clavicordio con resonancia de iglesia, da comienzo el disco.

Tal rasgo barroco se disuelve rápidamente con una potente percusión de marcha y un riff de guitarras fuzz de aspecto rugoso, contrapunto a la delicada voz nasal, asiento lírico de esta canción garage-psicodélica.

Unas guitarras acústicas blues se escuchan en el principio de “Tomorow”, corte que se desarrolla tras el inicio con un tempo psico-folk-rock que mezcla a los Seeds lisérgicos con la Velvet Underground.

El psico-garage continúa con “The Witch”, tema de notable ritmo con turbias atmósferas, juegos vocales y percusión insistente que bien podrían cantar en 1967 el grupo los Electric Prunes o los Count Five.

Es una pieza conectada en su concepto con “High Coin”, con buen uso del órgano y punzantes guitarras ácidas, y “Winged Whell”, melódica y atmosférica con una excelente combinación instrumental.

“Free Not Free” posee una intro con ardiente distorsión antes de relajar su tempo con coros sunshine pop.

En contraste, “Shopping Bag” es la pieza más enérgica del álbum, con frenético ritmo garage-punk y un férvido arrojo instrumental a lo MC5 que incluye voz neurótica con fases en falsete, riffs angulares, vigorosa percusión y cuerdas hirientes.

Sonidos de trineo se escuchan en “Corpus Christi”, canción de atmósfera ácida con voces ululantes y una línea de guitarra que mezcla el primer surf instrumental con el post-punk.

La parte final, al margen de la citada “Winged Whell”, oferta lo más intrascendente del disco.

Una voz de mujer abre “Emotions”, con efectos espaciales y un tempo lento que al minuto acera su instrumentación con distorsión antes de retomar la laxitud previa, “Mary and Eddie” es una especie de folk espectral, y la “Coda” un pseudoinstrumental de relleno.

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