• Por AlohaCriticón


Dirección: Kim Ki-Duk.
Intérpretes: Chang Chen, Park Ji-a, Ha Jung-woo, Kim Ki-Duk.


El matrimonio de Yeon (Zia) no atraviesa por su mejor momento. Su marido mantiene una aventura de la que ella es consciente y la hija es el único nexo que mantiene unida a la pareja.

aliento-foto-criticaLa ficticia relación conyugal que vive Yeon, será determinante para volcar todas sus fuerzas en una persona necesitada de ayuda: Jin (Chang Chen), un recluso condenado a muerte con unas cuantas tentativas de suicidio en su historial.

Tras la fábula sobre el atractivo físico que proponía Kim Ki-duk en “Time” (2006), el director coreano rueda “Aliento”, un interesante relato en el que confluyen la soledad, la infidelidad, la hipocresía, los celos y, por supuesto, la entrega al prójimo traducida en el título de la propia película.

Kim Ki-duk no abandona, pues, la temática que predomina en su filmografía y que, en este caso, se acerca mucho a lo ya expuesto principalmente en “Primavera, verano, otoño, invierno…y primavera” (2003) y “Hierro 3” (2004).

A partir de un sencillo planteamiento de guión centrado en un triángulo de personajes, Kim Ki-duk desarrolla la trama apoyándose para ello de forma progresiva en las estaciones del año por cada visita al reo, incidiendo con ello en el estado de ánimo de los protagonistas e incluyendo simbolismos ya inherentes al estilo del realizador oriental, como por ejemplo, la actitud resolutiva respecto a una mancha en una camisa recién lavada.

Hay lugar también para ridiculizar las argumentaciones falaces que surgen del cinismo del marido para justificar lo injustificable (“Te engaño, pero por lo menos trabajo.”, o ante la relación de su mujer con el preso “¿Qué quieres, destruir mi autoestima?”).

Los propósitos suicidas del condenado, mezclado con el amor desbocado de Yeon, conllevan a que una de las secuencias más intensas de la cinta recuerde algunos fotogramas del pasional y extremo romance narrado en “El imperio de los sentidos” (1976).

El trabajo interpretativo de los actores con los que cuenta Kim Ki-duk es perfecto, destacando el mudo Jin, el presidiario condenado a la pena capital, cuya ausencia de expresión oral es resultado de una concienzuda labor de equipo; y Yeon, la cornuda esposa que mediante el sacrificio realizado persigue un doble objetivo: auxiliar a un desesperado y dar y recibir el amor que al infiel esposo correspondía.

Alberto Alcázar

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