• Por AlohaCriticón

CUANDO NACES… YA NO PUEDES ESCONDERTE (2005)

Dirección: Marto Tullio Giordana.

Intérpretes: Matteo Gadola, Alessio Boni, Michela Cescon, Rodolfo Corsato.

Una excursión marítima por las islas griegas planificada por dos amigos,

Bruno (Alessio Boni) y Popi (Rodolfo Corsato), desencadenará en un trágico

accidente cuando el hijo de Bruno, Sandro (Matte Gadola), caiga al agua.

La desesperanza y el transcurso del tiempo romperán la armonía matrimonial

de los padres de Sandro, hasta que un día Bruno recibe una llamada

telefónica.

Tras el éxito de crítica y público a su anterior película, “La mejor

juventud” (2003), Marco Tullio Giordana rueda “Cuando naces.ya no puedes

esconderte”, enigmático título que alude al nombre de uno de los personajes

del filme y cuya trama encierra una ficción sobre uno de los acontecimientos

de mayor repercusión social de principios del siglo XXI: la peligrosa y

multitudinaria inmigración vía marítima.

Contando de nuevo con Alessio Boni, quien interpretara al atormentado Matteo

de la saga italiana de los Carati, Giordana, junto a Sandro Petraglia y

Stefano Rulli, adapta el libro de Maria Pace Ottieri, cruzando los destinos

de una adinerada familia afincada en Brescia y el pasaje de una atestada y

precaria embarcación compuesto de espaldas mojadas, previa y posteriormente,

estafados por las mafias que negocian con las oscuras, siniestras y

clandestinas remesas de desesperados.

Como ya quedaba sobradamente comprobado con “La mejor juventud”, Giordana

también demuestra aquí el sobresaliente dominio de las secuencias de

contenido emocional, como por ejemplo, el ataque de locura del padre del

chiquillo al percatarse de su desaparición en alta mar; o el contenidísimo

encuentro de la madre con su hijo cuando éste se halla acunado en los brazos

de Morfeo y al que no quiere perturbar.

Sin embargo, la rémora de la cinta se halla en la longitud innecesaria del

guión, sobrándole su último tercio, más precisamente, a partir del episodio

del hurto cometido por quien en un principio salvaba vidas.

Un fundido en negro sobre el plano del coche familiar que se aleja del

centro de acogida, y el resultado hubiera sido más positivo: por breve y

bueno.

Alberto Alcázar