• Por Antonio Méndez

Crítica

Iniciadas en un cruce entre Ramones, Runaways y AC/DC, los basamentos más pop-glam-metal parecen poseer progresivamente los sonidos de las Donnas con afilados riffs de guitarra distorsionada, sección rítmica contundente, estribillos-himno, solos guitarreros, melodías básicamente pop-bubblegum, líricas con el sexo y la fiesta adolescente perpetua como principal asiento temático.

Que si se ponen cachondas cuando les miras, que soy muy “chenchual” y se va enterar tu testosterona cuando te pille por delante con la libido subida, que vamos todos de juerga y qué bonico que es estar privando en el botellón con mi whisky de oferta del súper…

Estos (o parecidos) son algunos de los asuntos evasivos que nos proponen las Donnas en un conglomerado de canciones de fácil consumo popero con pulsiones hard-bubblegum-rock un tanto pastosas-ochenteras, pero que no limitan el disfrute ocasional de algunas piezas con simples y directos estribillos, melodías contagiosas, coros bombásticos con armonías, y beligerante instrumentación, destacando el lucimiento en la guitarra Gibson Les Paul de la rubia Donna Allison Robertson.

Al principio el álbum, inferior a otras de sus anteriores entregas, parece un único tema extendido, pero tras un par de escuchas se perciben las diferencias entre la similitud festera con dinámicas referencias sónicas a Poison, Def Leppard, KISS, Ratt o Mötley Crüe y… ¡hala!, a disfrutar.

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