Solo aquella persona que ha experimentado la luz y la oscuridad, la guerra y la paz, el ascenso y la caída, solo esa persona ha experimentado realmente la vida.
Uno debe estar convencido si quiere convencer, debe poseer entusiasmo para poder estimular a otros.
El espíritu libre e independiente, que no se deja atar por ningún dogma y que evita tomar partido, no tiene patria en la Tierra.
Los momentos en los que la razón y la reconciliación prevalecen son cortos y fugaces.