• Por Marta Canacci

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“Ve y Pon Un Centinela” recupera una novela de Harper Lee no editada en su día con el protagonismo de los personajes de su famosa novela “Matar A Un Ruiseñor” (escrita años después), otorgando una nueva perspectiva a su historia y principales caracteres.

Jean Louis Finch, llamada en su infancia “Scout”, se traslada con veintiséis años de edad desde Nueva York a su localidad natal, Maycomb, en Alabama, para visitar a su padre enfermo Atticus. Poco a poco Jean Louise percibe que los recuerdos de su infancia y su entorno resultan muy diferentes a los que dejó años atrás, haciendo que se replantee sus valores.




La novela, con título sacado de un texto de la Biblia, está narrada en tercera persona con flashbacks desde el punto de vista de una mujer adulta con un presente que choca con su pasado. Uno de esos flashbacks es el germen de “Matar A Un Ruiseñor”.

El tono del libro es realista y combativo políticamente en contraste con el idealismo, narrado desde una visión lírica e infantil, de “Matar A Un Ruiseñor”, y con una estructura discontinua en capítulos que podrían ser editados como piezas independientes.




harper-lee-go-set-a-watchman-bookLos temas principales son el choque con la realidad, la desilusión, la caída de un dios particular, de un héroe, un guía espiritual, “un centinela”, el fin de la inocencia. Jean Louis/Scout cae en el desconcierto, en la confusión, al descubrir que la vida no es tan sencilla como parece y que los héroes que creemos puros, sabios, omnipotentes, poseen sombras, partes oscuras, debilidades, a través de una dolorosa transición vital hacia la madurez guiada por la conciencia, el “centinela” de cada uno.

El trasfondo sociopolítico en ambos libros es la segregación racial y la lucha por los derechos civiles de los negros en el sur de los Estados Unidos pero con un escenario distinto, ya que “Ve y Pon Un Centinela” transcurre en la década de los 50, período de protestas, crispación, reivindicación y reconstrucción de la sociedad, y “Matar Un Ruiseñor” se ambienta veinte años antes en un escenario menos aperturista. La lectura de ambos libros con temáticas comunes es recomendable por su complementariedad.

Aunque el final la historia se resuelve de forma sencilla y precipitada y resulta inferior a “Matar A Un Ruiseñor”, en conjunto se trata de una novela bien escrita, expuesta con sensibilidad, con momentos de humor, efectividad dramática e interesante en sus planteamientos sociales dentro de su contexto temporal.

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