• Por Antonio Méndez

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Dirección: Álex de la Iglesia.
Intérpretes: Elijah Wood, John Hurt, Leonor Watling, Julie Cox.

Película basada en una novela de Guillermo Martínez (“Crímenes Imperceptibles”, Editorial Planeta). Con guión de Álex de la Iglesia (“Balada Triste De Trompeta”, “La Comunidad”) y Jorge Guerricaechevarría (“Celda 211”, “Carne Trémula”).

Sinopsis

Un escritor y ex profesor universitario de lógica en Oxford llamado Arthur Seldom (John Hurt) y Martin (Elijah Wood), un estudiante estadounidense, investigarán una serie de asesinatos acontecidos en la ciudad inglesa de Oxford con una particularidad: cada muerte viene acompañada por una simbología.

Crítica

los-crimenes-de-oxford-criticaÁlex de la Iglesia adaptó a Guillermo Martínez para, sirviéndose de la lógica matemática y el emparejamiento singular de personajes (aquí figura mentora-alumno aventajado), crear un thriller ambientado en la ciudad de Oxford.

La creación de la intriga en sus primeros tramos resulta satisfactoria. Los personajes se definen con trazos básicos de objetivos y actitudes, las interpretaciones de la pareja masculina protagonista son correctas, y el progreso de la trama, con algún que otro adorno visual sobrante, refleja con acierto el ardid que motoriza el film, provocando el interés y/o la curiosidad del espectador.

La historia es un clásico whodunit (¿quién lo ha hecho?) que posee alguna resonancia del “Impulso Criminal” y de “La Soga”, es decir, la posibilidad de consumar el crimen perfecto como sublimación (estúpida) de la inteligencia, y más cuando se proyecta en un entorno de “inteligentes matemáticos” y se les provoca con pistas enigmáticas.

La mirada de Álex De la Iglesia sabe aportar aires de sospecha a los diferentes caracteres que van encadenándose en la historia, a la par que capta la atmósfera británica de ciudad universitaria con algún anacronismo (¿tanto móvil a comienzos de los 90?), no elude el flirteo romántico-sexual (hay que lucir las formas de Leonor Watling), oferta un somero choque cultural que se difumina con el transcurso de la película, y algún que otro previsible conflicto “inteligente-intelectual” entre maestro y alumno.

A pesar de manejarse con estilo, todo termina de forma ridícula. La conclusión del whodunit es lamentable, los personajes y las situaciones actúan y se configuran de manera arbitraria y poco creíble, y se manejan corrientes pretenciosas dejadas en el aire para dejar una aparente conclusión profunda.

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Álex de la Iglesia
Elijah Wood
John Hurt
Leonor Watling