Dirección: Alfred L. Werker y Sidney Lanfield.
Intérpretes: George Arliss, Loretta Young, Robert Young, Boris Karloff.
Con guión de Nunnally Johnson (“Las Uvas De La Ira”).
Sinopsis
Frankfurt, 1780. El matrimonio judío formado por Mayer (George Arliss) y Guttle Rothschild (Helen Westley), intenta evitar al recaudador de impuestos ocultando su dinero. Poco después, Mayer aconseja a sus hijos que acaparen dinero, por el poder, y, cuando está a punto de morir, aconseja que sus cinco hijos abran un banco en distintos países como apoyo en situaciones de conflicto.
Años más tarde, en la época napoleónica, Nathan (también George Arliss) dirige el banco Rothschild de Londres, Amschel (Ivan Simpson) en Frankfurt, Solomon (Paul Harvey) en Viena, James (Murray Kinnell) en París y Carl (Noel Maddison) en Roma.
Crítica
Darryl F. Zanuck produjo esta película sobre el ascenso de la familia banquera Rothschild.
Fue filmada en el contexto nazi, lo que se manifiesta en el fondo de propaganda contra la persecución judía de la época.
Basada en una obra teatral de George Hembert Westley, lo mejor del film es la interpretación central de George Arliss, eje-estereotipo de los tejemanejes de la familia en torno a intereses económicos ligados a influencias en el poder político.
Derivada de su raíz teatral, la película resulta un tanto estática, la ambientación es de apariencia barata y le sobra la subtrama romántica con Loretta Young y Roland Young.
Rodado en blanco y negro, el film contiene una secuencia final en Technicolor y una escena split-screen con la pantalla partida en cuatro, algo muy poco usual en la época.
Años después, el director Fritz Hippler, alentado por el nacionalsocialista Joseph Goebbels, dirigió “El Judío Eterno” (1940), un documental antisemita que incluyó un par de escenas de esta película.
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