FUEGO ESCONDIDO (1957)
Dirección: Rober Parrish.
Intérpretes: Rita Hayworth, Robert Mitchum, Jack Lemmon, Herbert Lom.
Félix (Robert Mitchum), Tony (Jack Lemmon) y Jimmy Jean (Edric Connor)
forman la tripulación de una pequeña embarcación que traslada a personas de
manera ilegal.
Cuando una atractiva mujer que responde al nombre de Irene (Rita Hayworth)
les contrata para efectuar un trayecto a La Habana, la cordial relación que
existía entre Félix y Tony se hará añicos.
De “Fuego escondido” deben efectuarse un par de comentarios: uno, de lo que
pudo haber sido, y dos, de lo que finalmente se trasladó a la pantalla.
Cuando Robert Parrish decidió acometer su rodaje se orientó por el guión
elaborado por Irvin Shaw, que no es sino la adaptación de la novela de Max
Catto del mismo título. Shaw es también el guionista de “No quiero decirte
adiós” (1951) de Mark Robson y “Deseo bajo los olmos” (1958) de Delbert
Mann, entre otras.
El resultado del trabajo de Parrish no agradó a los que ponían la guita, la
Columbia y Warwick Film Productions que, “para mejorar el producto”,
resolvieron corregir el relato y en lugar de narrarse mediante los flashbacks recreados a partir de la historia contada por Lemmon a Bernard Lee
cuando aquél está atrapado en un barco accidentado, se estructuró de manera
cronológica, teniendo como consecuencia la irrupción abrupta en la trama de
una serie de elipsis inconmensurables.
Obviamente, si uno hace el ejercicio mental de construir la película como en
un primer momento se hizo, “Fuego escondido” además de tener mucho más
sentido narrativo, hubiera pasado a la historia del cine como un filme
destacado y no como una cinta tan poco conocida y divulgada.
Y es una lástima porque el trabajo de los tres protagonistas es excelente:
Mitchum como personaje duro, frío, impertérrito y calculador frente al
contraste del Lemmon noble, humano, cálido y romántico y, colocándose entre
ellos, la Hayworth ambigua, opaca, seductora y misteriosa.
Así pues, un título prácticamente olvidado por intromisión de los profanos
en el ámbito creativo, que pasó de ser una hipotética obra de calidad a
convertirse en una mera exhibición de las dotes coreográficas de Margarita
Cansino, alias Rita Hayworth, y poco más.
Alberto Alcázar
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