• Por AlohaCriticón

queen iiCrítica

Después de su gran disco de debut “Queen”, este cuarteto británico volvió a superarse componiendo una de las obras cumbres de su carrera, el genial “Queen II”.

Para muchos fans es su mejor disco, y aunque parezca una exageración (sobretodo para los que desconocen los primeros discos del grupo), verdaderamente es buenísimo.

Su anterior album pasó injustamente desapercibido, y éste tampoco tendría ninguna repercusión importante (sin contar su single) en comparación con lo que vendría luego, a partir del tremendo “Sheer heart attack”. Estos dos discos aún hoy en día son los más olvidados de la discografía de este grupo.




Si comenzamos a analizar el Lp, vemos que hay dos partes fácilmente distinguibles: la cara A del disco está compuesta toda por el guitarrista Brian May (excepto la última canción que es del batería Roger Taylor) y la cara B es toda del excepcional Freddie Mercury.

La primera canción es “Procession” una breve introducción que el grupo utilizaba al inicio de sus conciertos por aquella época. Las dos siguientes canciones son las dos mejores de esta cara sin duda: “Father to son” (una impresionante composición en la que los cuatro tocan en plena forma, eso sí, con la guitarra de Brian por encima de todo) y la balada “White Queen”, también memorable.

“Some day one day” es una composición más acustica en la que canta el propio Brian, y la última de esta cara es “The loser in the end” compuesta y cantada por el propio Roger Taylor.


La segunda cara es la más enigmática del disco, lo cual no debe sorprendernos si sabemos que todas las canciones son del polifacético Freddie Mercury. La primera canción es la más cañera y rápida de esta cara: “Ogre battle”. La siguiente “The fairy feller’s master-stroke” es una curiosa canción que cuenta con un brillante toque de órgano a manos de Freddie.

“Nevermore” es una preciosa y corta balada cantada por Freddie sin más acompañamiento que el piano, en la que se puede comprobar mejor que nunca la enorme capacidad que tenía Mercury para cantar baladas acompañado de su dulce y aguda voz. Sin embargo la mejor canción de esta cara y posiblemente del disco es esa impresionante y barroca composición llamada “The march of the black queen” que tan injustamente se ha dejado de lado. Es una canción con constantes cambios de ritmo que no parece seguir ningún esquema fijo, pero cuyo resultado no podía ser inmejorable: todos los instrumentos suenan mejor que nunca, Freddie canta de una forma increíble y los coros no podían ser mejores. Sin embargo tanta complejidad tiene su parte mala, y es que al ser tan compleja era muy difícil poder tocarla en directo y pronto fue apartada de los conciertos (lo cual contribuyó a su olvido), como mucho tocando sólo la parte más rockera del final de la canción (un tiempo despúes el grupo tendría un problema parecido con la parte operística de “Bohemian rhapsody”, que acabaron solucionando).



“Funny how love is” sale beneficiada por la voz de Freddie, pero tiene el problema de estar situado entre dos grandes canciones. La que viene después es el tema más famoso del disco que salió en single, y que es el único que se recuerda de este trabajo, la genial “Seven seas of Rhye” (que ya estaba en su anterior disco pero mucho más corta y sin letra), verdaderamente un final inigualable, también de lo mejor del album.

Resumiendo, un gran disco. Pese a que no es tan famoso como otros, es realmente una de las grandes obras de este grupo.

Dennis Moore