REINAS (2005)
Director: Manuel Gómez Pereira.
Intérpretes: Carmen Maura, Marisa Paredes, Mercedes Sampietro, Verónica Forqué.
Tres parejas de chicos han decidido celebrar su matrimonio en una
ceremonia colectiva que se oficiará en un juzgado y que se convertirá en
la primera unión formal de gays en España. Pero antes de llegar al “sí
quiero”, deberán conocer a sus respectivas familias políticas, hecho que
distorsionará algo el idílico momento.
Con el buen sabor de boca que dejó su penúltima película, “Cosas que
hacen que la vida valga la pena” (2004), en la que pudimos asistir al
excelente duelo interpretativo entre Eduard Fernández y Ana Belén, Manuel
Gómez Pereira nos presenta lo que es, hasta ahora, su última comedia.
En esta ocasión Gómez Pereira, apoyado de nuevo en Joaquín Oristrell y
Yolanda García Serrano, nos abre las puertas de los armarios para que la
desatada pasión salga de ellos y entre en conflicto con la dura realidad,
representada en forma de suegros (se confirma que el tópico de las
divergencias con los familiares de la parte contraria en el ámbito
heterosexual, se da igualmente en el homosexual).
En el cuanto al aspecto narrativo de “Reinas”, la dilución del protagonismo
entre todo el elenco, supone la dificultad en la exposición de las
situaciones de hecho que viven las distintas parejas. Por ello, los
guionistas optan por la alteración del elemento cronológico, es decir, la
presentación de una secuencia determinada respecto de una pareja, para
acto seguido volver atrás (por lo general, unas cuatro horas antes) y
plantear los acontecimientos con otra pareja distinta u otros personajes.
Las dos únicas pegas que se pueden achacar al guión se centran en un
sentido de la proporcionalidad (quizá por ello habría que catalogarlas de
leves, ya que una de las reglas básicas de la comedia debería ser obviar la
lógica y dejarse llevar por cierta desmesura): en primer lugar, se hubiera
enriquecido el relato con la introducción de una pareja de chicas (también
por aquello de la cuota femenina); y segundo, si entre los suegros no ha
sobrevivido ningún matrimonio (exceptuando el caso de los viudos), ¿cómo
es posible que estos chicos, con los ejemplos que tienen, caigan en el
mismo error?
Desconozco si con la indefinición en el otorgamiento del calificativo de
realeza femenina que reza el título del filme, se ha querido dejar a la libre
elección del espectador su concesión según las facciones enfrentadas: si
a ellas (Maura, Paredes, Sampietro, Forqué y Blum), o por el contrario a
ellos (Salmerón, Ugalde, Silva, Hendler, León y Jiménez). Si así fuera, me
decantaría por ellas, por su interpretación solvente y porque la experiencia
es un grado, proclamando como consortes monárquicos a Lluis Homar y
Tito Valverde, espléndidos en su composición.
Alberto Alcázar
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