SIETE PECADORES (1940)
Dirección: Tay Garnett.
Intérpretes: Marlene Dietrich, John Wayne, Albert Dekker, Broderick Crawford.
Bijou (Marlene Dietrich) es una cantante que se gana la vida ofreciendo
actuaciones por distintas islas asiáticas en compañía de su guardaespaldas,
Ned (Broderick Crawford) y un ilusionista, Sasha (Mischa Auer).
Debido a que en sus intervenciones se provocan altercados en los distintos
locales, Bijou es deportada de las islas que visita, hasta que da con sus
huesos en Boni Komba, donde se encuentra un destacamento de la Armada
estadounidense.
A caballo entre la comedia y el melodrama, Tay Garnett aprovecharía el tirón
de la Dietrich, ya con treinta y ocho años, y rodaría “Siete pecadores”
justamente diez años después de que la germana dejara su estela en “El ángel
azul” (a modo de guiño a este último título, uno de los lugares en donde
actúa es el “Blue Devil”).
Si algo tiene de particular este trabajo de Garnett fue el juntar a dos
monstruos cinematográficos como lo eran la Dietrich y John Wayne, aunque
este último todavía andaba algo verde y, como el buen vino, con los años fue
adquiriendo esa etiqueta que los muy agraciados llevan consigo más allá de
la tumba.
La oportunidad de unir a la arrolladora alemana y al atractivo jovencito
vendría por el éxito obtenido por éste en una de sus anteriores películas:
“La diligencia”; y, sobre todo, por el capricho de aquélla por Wayne, dejado
caer en el oído de Garnett cuando le divisó en la cafetería de la Universal:
“Papi, cómpramelo”.
Los dos años anteriores a “Siete pecadores”, Wayne se había puesto a las
órdenes de George Sherman para rodar unos cuantos westerns en una actividad
frenética para el viril intérprete, que le llevaría a interpretar cuatro y
cinco filmes al año, respectivamente.
Al lado de las dos estrellas y con otras oportunidades de oro esperándole a
la vuelta de la esquina, se encontraba Broderick Crawford desempeñando el
papel de ex marinero celoso en la custodia de Bijou.
“Siete pecadores” es, pues, un vehículo de lucimiento de sus dos principales
protagonistas, especialmente de la Dietrich, que con sus canciones y su
vestuario, diseñado por Irene (atención al famoso modelo chaqueta-pantalón),
deja su particular sello de personalidad y sensualidad.
Alberto Alcázar
Enlaces