EVITA (1996)
Dirección: Alan Parker.
Intérpretes: Madonna, Antonio Banderas, Jonathan Pryce, Jimmy Nail.
Controvertida y polémica; santa para muchos, diablo para otros; altruista o
arribista; pero sin lugar a dudas importante figura exportada de la
Argentina.
Eva Perón, idolatrada por las masas y odiada por los militares y la
burguesía, es el centro de esta película de Alan Parker, desde que viaja a
Buenos Aires de la mano de un cantante de tango – Sr Magaldi- hasta que
muere a los 33 años de edad vencida por el cáncer.
Partiendo de dicha figura como espina vertebral y basándose en el musical
que hiciera hace 20 años Andrew LLoyd Webber; Alan Parker- “Arde
Mississippi”, “El Balneario de Battle Creek”- revoluciona la puesta en
escena y el concepto del musical con su película “Evita”.
Si navegamos en los recónditos parajes de nuestra memoria, hallaremos sin
demasiado esfuerzo disímiles pero abundantes ejemplos de obras de Broadway
que se convirtieron en éxitos de taquilla. Allá van muestras con cuyos
botones el séptimo arte cobra algunos enteros: “Sonrisas y lágrimas”, “El
violinista en el tejado”, “West side story”, “Cabaret”, “Annie”, “Chicago”,
“Hello Dolly”, “Grease”, “My fair lady”, “Fama”, “A chorus line”, “Oliver!”
y un larguísimo etcétera que han llenado de melodías los patios de butacas
durante varias décadas.
El caso de “Evita” si bien de una adaptación se trata, es un concepto
totalmente renovado dentro del cine que no se había dado hasta la fecha, y
que no se ha vuelto a repetir; todas las escenas – de un amplio metraje- son
cantadas, sin excepción. Bien sea el Che – Antonio Banderas- con su irónica
visión de la historia; bien Evita -Madonna- contando su historia de primera
mano; bien Jonatha Price -Juan Perón- , todos y cada uno pasan su
interpretación a través del tamiz de las partituras de Webber.
Lo que podría suponer una desventaja para algunos, es un total acierto que
dota a la cinta de un ritmo constante, muy limpio y equilibrado, que
mantiene incólume la esencia de su origen broadwayano.
Tras los problemas que supuso la elección de la diva del pop para
interpretar a la dama argentina, hay que decir que su actuación, a excepción
del resto de sus cintas, es bastante adecuada, contenida y en todo momento
lograda. Si bien el vestuario, las localizaciones y la caracterización
ayudaron bastante a la preparación de su personaje – que exigió maratonianas
sesiones para dominar uno de los bailes más sensuales, el tango- estamos
ante un buen trabajo de la artista – el primero- .
En cuanto a Banderas, aparta su histrionismo y sobreactuación habitual para
interpretar – con muy buena voz- a un Che Guevara que pone el contrapunto
perfecto a la ambición rubia – memorable el vals que ambos comparten en la
película con una coreografía exquisita-; papel éste que le sirvió de
trampolín para, años más tarde, protagonizar la premiada y alabada “Nine” en
Broadway.
Un conjunto realmente armonioso por el que les fue concedido el Oscar a la
mejor canción original – la única de la película- con “You must love me”.
Aunque no hay que perder de vista temas como “High flying, adored”, “Waltz
for Eva and Che”, “Oh, what a circus”, entre otros.
Película nada recomendable para amantes de películas cortas y no demasiado
melómanos.
Para el resto el “Don´t cry for me Argentina” les acompañará varios días en
forma de sutil e inevitable tarareo.
Cristina Gómez
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