• Por Antonio Méndez

the rolling stones exile on main street portada coverCrítica

Los Rolling Stones encumbrados en lo más alto y atravesando por una de sus etapas de mayor creatividad publicaron este magistral trabajo.

Es una jubilosa amalgama de rock, country (profundizando en este estilo gracias a la amistad de Keith Richards con Gram Parsons), blues y gospel, con descarnada producción de Jimmy Miller.

Como suele pasar con muchos discos trascendentes se puede aborrecer en la primera escucha y puede que se amen al límite en sucesivas escuchas, convirtiéndose en uno de los favoritos del grupo y en uno de los más influyentes de su carrera.




Vibrantes, densas y desaseadas piezas de rock’n’roll enraizadas en los sonidos tradicionales americanos como la estupenda “Rocks Off”, “Rip This Joint”, el single “Tumbling Dice”, “Sweet Virginia” (memorable armónica de Jagger con la colaboración no acreditada del mismísimo Gram Parsons), la acústica “Sweet Black Angel” (con el productor Jimmy Miller a la percusión), una retozona pieza cantada por Keith Richards llamada “Happy”, la extraordinaria balada “Let It Loose” (con notable acompañamiento vocal), “Ventilator Blues”, “All Down The Line”, el poso blues de “Stop Breaking Down” o la espléndida “Shine a Light”, dejan constancia de la gran versatilidad y estatura como compositores y músicos de los Rolling Stones, destacando los memorables duelos guitarreros entre Keith Richards y Mick Taylor.

El quinteto se encuentra acompañado por nombres esenciales en sus formas sonoras como sus habituales Ian Stewart, Nicky Hopkins, Bobby Keyes, Billy Preston o Jim Price, quienes en jubilosa sinergia con los protagonistas principales crean una imperecedera e imprescindible obra maestra, una de las cimas de la historia del rock.

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