PASEANDO A MISS DAISY (1989)
Director: Bruce Beresford.
Intérpretes: Jessica Tandy, Morgan Freeman, Dan Aykroyd, Patti Lupone.
Miss Daisy Werthan (Jessica Tandy) es una anciana sureña adinerada que mantiene una estrecha relación amistosa con su chófer, un hombre negro llamado Hoke Colburn (Morgan Freeman).
Honesta película esta de Bruce Beresford en la que consigue el nada
despreciable resultado de lograr burlarse de las diferencias
raciales-sociales que hace unos 20 años dominaban la vida social de la clase
sureña americana. Con un relato intimsta, deliciosio, y muy bien construido
aunque quizás poco profundo para lo que se puede esperar de una historia
como esta, echa por tierra del modo más bello que puede haber todos los
alegatos racistas aunque no clasistas.
Con una factura delibedaramente colorista, positiva y algo mágica quizás que
llama a sur pero también a optimismo y alegria de vivir, se construye una
historia dotada de una narracion digna de ser envidiada por cualquier
contador de relatos.
La relacion entre la pareja protagonista es sin duda el centro del guión y
además constituye la parte mas lograda. Toda la cinta esta llena de
detalles entre ellos puestos tras la cámara con mucho oficio ya que
consiguen transmitir al espectador las intenciones que en un principio se
tenían o se querían reflejar. Es admirable lo bien medida que está la
evolución de la amistad que surge entre la dama y su chofer. No se cae en
reiteraciones sino que todo lo que ocurre entre ellos sirve para formar la
idea pretendida en un principio, todo está calculado de un modo muy preciso
y complejo sin embargo la película ofrece un plantemiento y estructura muy
sencillos y digeribles para el gran público.
Las grandes interpretaciones es evidente que ayudan a aportar verdad y
autenticidad y ambas son realmente importantes para contribuír a elevar la
película en calidad y en definitiva en transmisión, sin embargo es su
acertadísimo final lo que definitivamente acaba dándole el toque final a
todo el conjunto, pues resulta perfecto como cierre de todo lo que se expuso
detrás. Además es la prueba de que un buen final no tiene porque ser
sorprendente u ofrecer un cambio brusco de guión que despiste al más
avispado. Es realmente convincente porque es esclarecedor pero de un modo
reposado, es como si constituyese el episodio final de una serie de
capitulos muy bien trenzados y tan bien medidos que se necesitan unos a
otros para poder entender el resultado, que no se comprenderia de igual modo
si faltase alguno de ellos.
Pablo González Taboas
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