Dirección: Mehdi Avaz.
Intérpretes: Christopher, Inga Ibsdotter Lilleaas, Christine Albeck Borge, Ardalan Esmaili.

Con guión de Stefan Jaworski (“The Devil Below”).

Sinopsis

Elliott (Christopher) es un pescador de una pequeña localidad danesa que llama la atención de una agente musical, Suzanne Taylor (Christine Albeck Borge), cuando canta junto a su amigo Oliver (Sebastian Jessen) en una fiesta de cumpleaños, a la que asiste también la hija de Suzanne, Lilly (Inga Ibsdotter Lilleaas), una joven productora marcada por la muerte por sobredosis de su padre, una estrella de rock.

Crítica




Melodrama romántico-musical que recuerda a otras historias, como por ejemplo “Ha Nacido Una Estrella”, pero con los roles cambiados.
En esta ocasión él es el cantante que busca abrirse camino en la música y ella quien le ofrece la oportunidad.

Para Elliott, el protagonista interpretado por el cantante pop danés Christopher, la música es la vía de escape para abandonar una situación difícil.
Es un joven humilde que trabaja en el puerto preparando pescado para venderlo. Lleva una vida rutinaria, perdió a sus padres en una tormenta en alta mar, posee un talento oculto para componer e interpretar canciones.
Ese talento es descubierto por azar mientras acompaña a un amigo en una actuación.

La pareja protagonista tiene química, con correctas interpretaciones.

La historia trata las oportunidades, de como la pérdida de personas importantes, como los padres, puede afectar a la vida de una persona joven y como un hecho casual puede ser el clavo ardiendo al que agarrarnos para dar un giro a nuestra existencia.

La trama no es perfecta.
El guión, en especial en su segunda parte, a partir de la reaparición del amigo con aspiraciones de cantante, patina un poco, mezclando lo tópico con lo inverosímil.

No obstante, en conjunto se trata de una película amable, entretenida que mezcla música y romance en un progreso predecible y lleno de clichés.