Dirección: Chad Stahelski.
Intérpretes: Keanu Reeves, Donnie Yen, Bill Skarsgaard, Laurence Fishburne.
Con guión de Michael Finch (“American Assassin”) y Shay Hatten (“Turno De Día”).
Sinopsis
John Wick (Keanu Reeves) intenta derrotar a la organización criminal Alta Mesa.
Tras matar en Marruecos al Anciano (George Georgiou), un enviado de la Alta Mesa, el marqués Vincent de Gramont (Bill Skarsgaard) ordena en París a un asesino ciego, Caine (Donnie Yen), matar a Wick o la orden asesinarán a su hija adolescente Mia (Aimee Kwan).
Crítica
La cuarta entrega de John Wick fiel a sus fundamentos, con lo que si no te convenció su acción redundante, con un carrusel de violencia sobreponiéndose a historia y personajes… esta tampoco lo hará.
Por el contrario, si disfrutaste su exploitation de lujo y estilo que mezcla el cine negro con las artes marciales, el videojuego, las historias pulp y el spaghetti western… también lo harás con esta entrega, que incorpora en su elenco a Donnie Yen, el que fuese protagonista de la estupenda película “El Mono De Hierro”
El film no engaña a nadie en su épica de antihéroe “uno contra todos” y ofrece lo que se espera de él, estructurándose en tres grandes secuencias de lucha con exigibles rellenos en medio: triviales ánimos de venganza, amenaza cobarde en amplias estancias de aristócrata, o búsqueda de liberación/redención en catarsis.
Con más fondo y similar forma que en previas cintas de Wick.
La primera y larga secuencia, tras un primer tramo en el desierto, se produce en la ciudad japonesa de Osaka.
Lucimiento de escenografía nocturna, brillante, vivo color en interiores, cruce de sicarios y carrusel de puñetazos y disparos, incluso se emplean los chacos.
La puesta en escena no abusa del montaje y la electrónica ayuda a enfatizar la atmósfera.
La segunda, también en noche, nos conduce a un club de Berlín.
Partida de póquer, tensión creciente y comienzan a soltarse ágilmente las patadas y a dispararse las balas. Cámara lenta bajo el agua.
Se repite mucho y le falta humor negro.
La tercera larga secuencia, también en noche, nos lleva a París.
Aquí ya el videojuego explota, con Keanu Reeves pasando pantallas en exteriores (Arco de Triunfo), con momentos espectaculares en cenital, antes de un duelo resuelto de forma rápida, todo lo contrario (en la rapidez) que los momentos previos.
Este tramo es incluso radiado, con versiones del “Nowhere To Run” de las Supremes y del “Paint It Black” de los Rolling Stones.
Lo dicho… para fans de la franquicia con lema de “mátalos a todos”. Pocos quedan vivos.
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